SOBRE OVODONACIÓN

Con la aparición de los tratamientos de fertilidad hubo gran polémica social, no se trataba de curar una enfermedad sino de “crear” una nueva vida. En el caso de la ovo no solo está implicada una pareja sino que además interviene una donante. La ovodonación además de llevar la carga psicológica de cualquier otro tratamiento de fertilidad conlleva ese “duelo por los genes” que cuesta tanto superar y asumir.

Desde pequeñas las chicas jugamos a ser mamás con nuestras muñecas, a lo largo de nuestro desarrollo pensamos en los embarazos y escuchamos como otras mujeres nos hablan de partos. Cuando tenemos la regla nos explican que ya tenemos la capacidad de ser mamás.

Pasamos de desear que nos llegue la roja a odiarla porque llega cada mes, van apareciendo sentimientos de vacío, de tristeza o de inutilidad, llegamos a pensar que nuestra femineidad va ligada al hecho de ser o no madres. Comenzamos a odiar a toda embarazada que se nos acerca, evitar situaciones donde hay niños… y empieza el aislamiento,  en ocasiones esa tristeza puede acabar convirtiéndose en depresión. En cambio para los hombres es muy diferente, lo del sentimiento de paternidad si aparece lo hace más tarde, ellos no ligan la maternidad con la felicidad… al hombre se le ha educado para no ir por el mundo embarazando a chicas… no se es diferente.

Cuando tuvimos que hacernos el seminograma Papimelli estuvo unos días preocupado, y cuando la bióloga le explicó que había un pero, pegó un respingo en la silla, al final lo que le habían detectado no tenía gran importancia, es más la bióloga de la clínica le dijo que tenía un semen de muy buena calidad, que valdría incluso como donante… Papimelli se crece con ese comentario y no se da cuenta de que es como si a mi me estuviera diciendo: “MissMellis mi semen es estupendo y tus ovarios no valen para nada que no producen ovulitos”.

Hay llegas a pensar que evidentemente no es lo mismo que la que tiene infertilidad sea ella a que sea él.

Hablando un día con mi padre él me decía que acudir a ovodonación no tiene gran importancia porque la madre va a llevar a ese hijo 9 meses, lo va a parir y lo sentirá como suyo. Pero que para un hombre que inseminen a su mujer con semen de otro no es lo mismo. Tienes que aprender a “querer” a esa criatura con la que no te une nada, simplemente que habita en la barriga de tu esposa.
Incluso una vez hablando en el trabajo, con personas adultas sobre la inseminación artificial uno de mis compañeros soltó: "Bueno si... voy yo a dejar que le metan la corrida de otro a mi mujer"... comentario soez donde los haya y machista...

Aveces le pregunto a Papimelli que hubiera pasado si nos hubiera tocado recurrir a semen donado… y él se queda pensativo y dice que no sabe…

En un problema de fertilidad ambos son el problema, nosotros tuvimos poco tiempo para encontrarnos con problemas, fue llegar a consulta en febrero y en mayo ya estaba embarazada, asique no me tuve que enfrentar a nada, ni a falsos negativos, ni a las miradas de compasión de la gente.
Papimelli y yo hemos intentado compartir esa dificultad como nuestra dificultad... pero tengo muy claro que jamás va a sentir lo que yo he sentido, vale, puede que sea que tampoco exteriorizo las cosas y muchas veces quienes me rodean piensan que la cosa no va conmigo y no es así...

Nunca me gustaron los niños (ahora solo me gustan los míos), nunca vi la maternidad como un objetivo, mi diagnóstico era claro asique no me tocó dar rodeos por otros tratamientos.

Las tasas de éxito en ovo son altas porque se usan donantes jóvenes, porque se intenta que la calidad del esperma sea óptima. Por ello muchas mujeres recurren a ovo tomándoselo a la ligera, otras ya acuden como última solución... y las hay que antes de llegar a ovo prefieren intentarlo con la adopción (darle unos padres a un niño me parece una opción maravillosa sino fuera porque una vez más usamos la maternidad como negocio)

A las que ya soís madres ¿recurrirías a la ovodonación?

FRASE DEL DÍA: Todo adulto necesita un niño a quien enseñar, de esta forma aprenden la mayoría.