¿Conoceís el blog
A dormir? Os recomiendo que paseís por allí a visitarlo, a su autora la conozco desde hace poco y me encantan sus entradas sobre el sueño del bebé.
Creo que sobre este tema ya he escrito con anterioridad, pero me apetece contaros como vamos evolucionando y como he ido haciéndolo a lo largo de todo este tiempo.
Cuando nos trajimos a Princesita a casa a sus 17 días de vida y la pusimos en el Moisés en la habitación poco pudimos imaginar que ese ser minúsculo iba a ser algo parecido a una marmota o a la bella durmiente.
El pediatra nos dijo que le diéramos de comer a demanda y como en el Hospital les daban cada 3 horas Papimelli se empeñó en poner la alarma del móvil para darle a las mismas horas que lo hacían en el Hospital.
Poco imaginaba él que nuestra niña funcionaba como un reloj y que cada tres horas pedía su ración.
Princesita nunca lloraba por nada que no fuera hambre... y ella sola se despertaba a las mismas horas que en Neonatos (9, 12, 15, 18, 21, y 00 horas), cuando la levantábamos para darle de comer me iba al cuarto de al lado, todo a oscuras utilizando una lámpara de lava, apenas le hablaba para no despertarla y enseguida la acostaba.
Con Repollete un poco de lo mismo, solo que nuestro hombrecito solía despertar más bien cabreado de hambre y llorando como un poseso y siempre antes que ella, asique yo le daba su comida y si ella aún no se había despertado yo la despertaba para darle el biberón.
Mis hijos eran como relojes cada tres horas los tres primeros meses, poco a poco Princesita fué alargarndo esas tres horas, por la noche yo la despertaba hasta que me di cuenta de que si ella no lo hacía era porque no lo necesitaba y dejé de hacerlo.
Durante las noches solo lloraban o se despertaban por hambre, y durante el día siempre durmieron primero en mi cuarto y luego en el suyo, nunca los tuve danzando por la casa y procuré siempre a la hora de acostarlos hacer las mismas cosas, nunca se durmieron en mis brazos.
El hecho de dormir o no en mis brazos es una cuestión práctica, con dos bebés y estando sola no podía dedicarme a tenerlos en brazos porque siempre había mil cosas por hacer.
Princesita con 4 meses alargó la toma nocturna y empezó a aguantar más horas sin despertarse y ambos con 5 meses más o menos, coincidiendo en el momento en que los pasé a la habitación de al lado comenzaron a aguantar 6 horas seguidas durmiendo lo cuál para mi fué maravilloso. Puedo presumir y presumo de que Princesita nunca me ha dado una mala noche, Repollete alguna... pero poco a poco fuí descubriendo el por qué.
Poco a poco fueron alargando las horas de las tomas y nos quedamos con una siesta mañanera y una por la tarde... fué fácil darme cuenta de a que hora demandaban esas siestas simplemente observándoles y viendo como se comportaban, a los 8 meses empezaron la guardería y entonces ajusté sus horarios de siesta y comidas a lo que hacían allí.
Esa siesta mañanera fué desapareciendo a medida que fueron creciendo, lo que no ha desaparecido es su horario de levantarse las 8 de la mañan y el de acostarse las 9 de la noche, y ese horario ha sido invariable porque nos ha funcionado y porque les acueste a la hora que les acueste ellos como relojes están despiertos a las 8 de la mañana.
Para mi como madre me es vital y necesario el hecho de acostarles a una hora "coherente", se que hay madres que dicen que sus hijos no les "molestan" por la noche, pero para mi la rutina ha sido vital en nuestras vidas y por este hecho mis hijos a las 9 están en la cama.
Y se van a la cama primero porque a eso de las 8 de la tarde dejan de ser personas "normales" y empiezan a notar el agotamiento, mis hijos son niños nerviosos y dinámicos y necesitan descansar, a Princesita cuando la acuestas se queda automáticamente dormida, no necesita nada más.
Ella necesita oscuridad en su cuarto, eso implica la puerta prácticamente
cerrada y su osito Bugú.
Bugú no es imprescindible en su vida, pero ella cuando lo ve sabe que es hora de dormir y lo recibe encantada. Su pediatra sabiendo que es una niña activa y que está al límite del peso me dice que es muy positivo que ella duerma y que lo haga tan bien.
Cuando Princesita se mete en la cama sabemos que no sabremos nada de ella hasta las 8, alguna vez se despierta, al sentirla solemos esperar un rato... generalmente quiere agua y sigue durmiendo.
Repollete funciona de otra forma, él necesita luz en su cuarto y la puerta entreabierta, si se despierta en medio de la noche suele ser por alguna pesadilla, si lo sentimos nos levantamos y lo observamos y solo si está agitado o nervioso o asustado intervenimos.
Si Princesita no quiere dormir se baja de la cama y se pone a jugar sola en su cuarto, nunca nos llama ni va a buscarnos, si Repollete se despierta o no quiere dormir se baja de la cama y va en nuestra busca, es más... son muchas las ocasiones que Repollete no quiere dormir y se queda un ratito en el salón con nosotros. Ese ratito nunca excede de media hora... es su forma de demandar un rato para él solo, asique jugamos con él le enseñamos algún cuento y finalmente es él mismo quien demanda que le llevemos a la cama.
Por las noches siempre a sido Papimelli quien se ha levantado a atenderles... y lo ha hecho él porque yo por la noche caigo en estado comatoso y no suelo enterarme de nada... estoy contenta porque siempre hemos podido dormir bien, nuestras 8 horas de rigor.
Ahora mismo su siesta de la tarde sigue siendo una rutina, les traigo del cole a las 13 y sobre la 13.45 después de comer y lavarnos los dientes toca la siesta, Princesita la recibe alegre y agotada por la larga mañana, Repollete aveces se hace el remolón y hasta las 14.15 suele estar pidiéndome todo tipo de cosas para no irse a dormir.
Duermen una media de dos horas, esto varía en función del día y de si han ido o no al cole... generalmente Repollete duerme menos tiempo, pero también él es mucho más tranquilo.
Conociéndoles y sabiendo de sus grandes diferencias he aprendido a que cada uno necesita lo suyo, a su hora y con sus hábitos diferentes y que lo que me funciona para uno no me funciona para otro.
He tenido siempre la suerte de que mis hijos duermen fenomenal, también es verdad que al ser dos no he tenido tiempo para muchas tonterías y que por ejemplo en lugar de darles el biberón y luego quedarme embobada jugando con ellos me tocaba acostarles para atender al otro y vuelta a empezar porque tres horas no daban para mucho.
Ya tienen 26 meses y ahora ya empiezo a pensar en de cara al buen tiempo ir acortando esa siesta, de tal forma que en Septiembre que empezarán el cole no sea tan necesaria o si lo es que sea más corta.
Conozco a muchas madres que me miran sorprendida cuando les digo que a las 21 están en la cama, y me miran sorprendidas porque a esa hora alguna vez todavía escucho a niños en el parque... de cara al buen tiempo iremos quizá alargando esa hora, pero mis hijos puedo asegurar que no aguantan y creo que si pienso en su bien y no en el mío y tengo que ser justa no quiero que anden protestando y berreando de sueño porque lo fácil y cómodo para todos es irse a dormir y punto.
Otra cosa que nunca he hecho es tenerlos por ahí a las tantas de la noche dando paseos, entiendo que aunque seas madre necesitas vida y que te puede apetecer ir a cenar y ten pueden dar las doce de la noche, si tuviera un bebé igual yo misma también lo habría hecho, pero en mi caso personal nunca los he sacado y he llegado tarde con ellos, como mucho el año pasado cuando fuimos a la fiesta de la familia del trabajo de Papimelli y nos dieron las 23 de la noche, pero por lo normal su hora es su hora y haciéndolo así nos ha funcionado.
Cada madre y cada niño son diferentes e imagino que cada uno debe encontrar su punto justo y aquello que le funcione y simplemente aplicarlo.
Mis hijos están tan acostumbrados a sus rutinas que cuando salimos del cole ellos mismos me dicen: "Mamá a comer y a dormir". Pero no nos confiemos, esas dos horas de siesta valen oro, porque se que en cuanto se despierten y hayan recargado energías me espera una tarde de no parar.
Mis hijos no son niños de estar sentaditos y tranquilos... son de saltar, correr y hacer mil y un equilibrios y para ello esa siesta es vital.
Como los acuesto a las 21 intento que la siesta nunca llegue a las 16.30... vamos que a las 16 en caso de que no se hayan despertado los despierto, aveces después de merendar bajamos al parque sobre las 17.30 y descubres como no hay niños, algunos siguen en su siesta... si nosotros hiciéramos eso probablemente nos darían luego las 23 de la noche danzando por el salón y yo no quiero eso.
Nunca he tenido que probar lo de contarles un cuento... ahora a Repollete por ejemplo le gusta dormirse mirando un libro, pero lo hace el solo, lo acuesto la siesta y él me pide uno de sus cuentos, pero lo ve solo, alguna vez me dice "Mamá ¿lo vemos?" y me quedo un ratito con él explicándole el libro, pero lo normal es que sea el solito quien quiera verlo.
Han aprendido a dormirse solos y creo que eso es algo necesario que hay que enseñarles, también es verdad que aveces pienso que esos 17 días de incubadora allí solos hicieron que vinieran "muy bien enseñados"... no se si a alguna madre de prematuro os habrá pasado.
Cuando mi amiga M. me decía estando yo embarazada y ella con una niña de 6 meses que ya nunca tendría tiempo para mi la miré asustada... tiempo después comprobé que su siesta mañanera o su siesta de la tarde me servían para hacer algunas cosas importantes y que yendo a la cama a las 21 yo podía ocuparme de otras cosas o simplemente de disfrutar un rato de mi marido.
Si algún día necesito dejarlos todo el día en la Guardería por la razón que sea esa siesta de dos horas suele acortarse bastante, en cuanto los sacas de su rutina se descontrolan un poco....
Hemos usado juguete de apego, pero por poco tiempo, Repollete tenía un libro que cantaba canciones y que usó desde bien pequeño, se dormía pasando las hojas y escuchando la música, poco a poco abandonó su libro y ahora ya no lo necesita.... Princesita como os he contado usa a Bugú, pero porque para ella cuando Bugú aparece es la hora de dormir, luego ya no lo necesita y si alguna vez tengo que lavarlo o nos lo olvidamos cuando vamos a Ciudad de Donde Somos simplemente no pasa nada.
Mi suegra me contaba una vez que cuando Papimelli era un bebote para dormirlo tenían que coger el coche y ir a dar vueltas por el publeo porque si no lo hacían él no pegaba ojo.
Yo creo que en esto como en todo hay múltiples factores que implican que un niño funcione de una u otra forma, lo que vale para uno no vale para otro, la personalidad del niño y los hábitos que le inculquen sus padres. Y sinceramente hay padres que malcrían o consienten cosas y otros quizá que son excesivamente estrictos.
Yo no se a nivel objetivo si he sido o no excesivamente estricta, si se que cuando Repollete y Princesita eran bebotes y estaban dormidos y venían mis suegros yo jamás los desperté, es más ante la incredulidad de mi suegra yo les daba de comer y luego los acostaba, nada de juergas y nada de pasar de brazo en brazo, si su rutina era dormir pues se duerme y no por el hecho de tener visita una vez al mes vamos a cambiar ese hábito...
Nunca han dormido en mi cama, salvo una excepción.... cuando Repollete tiene sus habituales pesadillas y no somos capaces de calmarle descubrimos que la única forma de que se relaje es meterlo en nuestra cama, y lo hacemos, un ratito y procuramos que nunca se despierte con nosotros, asique en cuanto se duerme vuelve a su cuna. Mi madre me decía que tuviera cuidado no se acostumbrara a dormir con nosotros, yo lo que creo es que hay que darle a cada uno lo que necesita en un momento concreto.
Por cierto debo ser de las pocas madres del mundo blogueril que no he leído ni un solo libro sobre hábitos del sueño, me niego a leerlos porque cada uno cuenta la historia según le fué y porque seguramente el método perfecto está por descubrir. Simplemente me dejé llevar por mi instinto y por la necesidades que ellos tienen a cada momento y me ha funcionado.
Doy gracias porque sean de dormir bien... porque lo necesitan y porque siendo dos lo contrario sería totalmente agotador, pero en esto como en todo me da por pensar que es cuestión de suerte...
FASE DE HOY: Cuando se quiere saber una cosa, lo mejor que se puede hacer es preguntarla.