Di a luz por cesárea a las 11.15 y 11.20 a Repollete y Princesita un 18 de Diciembre de 2010... no vi a mis peques, fué sacarlos y llevárselos inmediatamente, supongo que no hubiera pasado nada porque me los enseñaran, pero eso no ocurrió y debo vivir con ello. Eso si el personal presente me informó de que estaban bien, de sus pesos y demás mientras me cosían.
Papimelli los vió nada más sacarlos del quirófano, iban en la misma incubadora y lo único que él pensó fué que eran muy pequeños, luego él se vió embaucado por el papeleo y demás hasta que pudo bajar a neonatos y le informaron del funcionamiento de la sala.
Vi a Papimelli muchas horas después, debido a una pequeña hemorragia y demás no pude ver a mi familia hasta casi las 18 horas de la tarde, ya entonces los médicos me dijeron que podría ver a mis peques al día siguiente y que aprovechara mientras tanto a descansar.
Papimelli hizo fotos y vídeos a los peques en la incubadora, pero no quiso enseñármelos, me dijo que era mejor que los viera en vivo y en directo al día siguiente, tampoco supo describírmelos ni decir a quien se parecían ni nada de nada... él era el único que los había visto.
Cuando un bebé nace antes de tiempo el postparto por definición ya no es lo mismo, lo vas a pasar preocupado por su salud, no pude cogerlos nada más nacer ni siquiera ponerlos a mi pecho. Cuando los vi habían pasado más de 24 horas y yo estaba agotada, asustada, me fijé en ellos y me pregunté si realmente eran míos, si estaban bien...
Pasé 5 días ingresada en el hospital, las enfermeras insistieron desde el primer momento en la importancia de la lactancia materna, de tal forma que eran cansinas, muy cansinas, como si intentaran convencerme de algo de lo que yo estaba bien convencida.
Al día siguiente de nacer me bajaron a la zona de biberones, allí me explicaron como funcionaba el sacaleches, había una salita de extración con dos sacaleches, allí siempre coincidía con alguna otra madre en la extración y aprovechabas un poco para charlar y relativizar la situación. La leche que extraía la dejaba en la salita donde luego la repartían para los niños. Me explicaron la forma en la que debía extraer y traer la leche una vez que me dieran el alta.
Al tercer día de los niños pude ponerlos al pecho, la enfermera encargada de los niños me dijo que fuera alternando tomas, una a cada uno, pero que no me agobiara en exceso, que intentara descansar que era importante para mi.
Mis cinco días de ingreso consistieron en bajar a ver a los niños a la incubadora y en descansar todo lo que pude.
En neonatos había en esas fechas una gran cantidad de recién nacidos, sobretodo partos gemelares, al final de la sala estaban los niños que estaban peor (UCI) y a medida que te acercabas a la puerta se situaban los niños que estaban en mejores condiciones, junto a la puerta las cunas térmicas.
Mis hijos estaban junto a la puerta, al lado de las cunas, a Princesita la pasaron a los pocos días a la cunita, el pediatra pasaba consulta a media mañana todos los días y luego hablaba con los padres.
Cada niño tenia asignado un pediatra y una enfermera a tu disposición para cualquier duda. Las enfermeras eran superatentas y te resolvían cualquier duda existencial, ellas me explicaron como cogerlos, como darles el pecho y como cambiarles el pañal.
También había una matrona, ella me estubo asesorando sobre sacaleches y sobre cuidados que debía tener tras la cesárea. La verdad es que había un buen ambiente dentro de lo duro que es un sitio como ese.
Los padres podíamos entrar las 24 horas al día, aunque las horas de las tomas (9, 12, 3, 6, 21 horas) los padres debían salir de la sala para que nos quedaramos las mamis dando pecho o biberón.
Los familiares no podían entrar, pero a aso de media tarde les subían las persianas para que pudieran ver a los niños desde una ventana grande de cristal. Incluso algunas enfermeras eran enrolladas y si los niños estaban bien te quitaban los sensores y te dejaban acercarlos a la ventana.
Cuando me dieron el alta empezó un poco el caos, había que ir al hospital a llevarles leche, a sacarme leche o darles allí el pecho y aquello fué agotador.
Me recuperé fenomenal de la cesárea, pero aquellos días fueron mortales. Papimelli tenía derecho a una reducción de su jornada por tener a los niños hospitalizados, asique nos organizábamos para ir por lo menos 3 veces al día al hospital. Recuerdo por ejemplo el día de año nuevo a las 8 de la mañana ir a darles el pecho y encontrarnos con gente aún de fiesta...
Cuando íbamos al hospital coincidíamos con los mismos padres y creas lazos increibles simplemente por vivir la misma situación. Allí había casos desgarradores y yo agradecía cada día tener la suerte de que mis niños solo estaban para coger pecho.
Las madres que eran de fuera de la provincia (había muchas madres de otras provincias dado que es hospital de referencia en prematuros de la comunidad autónoma) tenían derecho a comer allí, pero yo necesitaba desconectar e irme a mi casa y relajarme lo máximo que pudiera.
Estubieron ingresados 17 y 18 días. Bailaron un poco las fechas para entregármelos. El pediatra primero me dijo que me darían a los dos, pero luego hubo una prueba que dió resultados anómalos en Repollete y quisieron repetirla, afortuandamente no fué nada.
El doctor me dijo que si quería podía dejar a los dos allí o llevarme solo a la niña... y fínalmente me los dieron con tan solo un día de diferencia.
Repollete pesaba 2 kilos y Princesita 2.2... eran chiquitines, pero estaban sanos, me dijeron que aunque fuera invierno no estaba de más que los sacara a la calle con las debidas precauciones.
Conservo los tuppers donde llevaba la leche, la neverita, las pulseras del hospital y su tarjetita de la incubadora, y sin embargo se me va olvidando lo pequeños que eran, como Repollete intentaba quitarse todos los cables, lo tranquilos que eran que nunca lloraban y sin embargo no paraban de llorar.
Recuerdo la ropita que les puse el día que los saqué del hospital, les quedaba enorme y sin embargo a las pocas semanas ya ni les valía.
Recuerdo los pasillos llenos de dibujos y pintados de alegres colores que recorrías hacia incubadoras donde a pesar de todo reinaba un ambiente conciliador.
Recuerdo a una madre que cada día iba a la zona de incubadoras con una niña de 3 añitos que estaba hospitalizada en la zona infantil, la niña llevaba un montón de operaciones y aveces se ponía nerviosa y la madre la forma que tenía de tranquilizarla era llevarla a ver bebés, era una madre cansada, atemorizada, triste que se acercaba a neonatos donde estaban otras muchas madres atemorizadas por el estado de salud de sus niños.
Recuerdo a los padres de D. una niña, única superviviente de un parto de trillizos que llevaba allí 3 meses, el día que le dieron el alta la cara de sus padres revelaba el significado de la verdadera felicidad.
Recuerdo a una madre que lloraba mientras se extraía la leche y contaba como llevaba allí dos meses, viviendo casi en el hospital, ella sola en la ciudad, mientras su marido estaba en una provincia diferente con su otra hija, trabajando y ella debía cuidar a su bebé que luchaba entre la vida y la muerte.
Recuerdo el movimiento de altas de niños y la felicidad de sus padres el día que se iban.
Recuerdo el día que les dieron el alta y como las enfermeras se despedían de ellos con un beso y un buen achuchón y como tube que agradecerles por su buen trabajo.
Creo que fueron los peores 18 días de mi vida, porque no te sientes madre, porque no puedes estar con tus hijos de la forma que quieres, por la incertidumbre del que pasará, por el poco apoyo y comprensión de algunas personas, por el agotamiento, por la tristeza.
Afortunadamente la mente humana es sabia y tendemos a olvidar los acontecimientos que son duros y finalmente los recordamos un poco a nuestra manera.
Casi 19 meses después mis niños están preciosos, pero cuando tengan la capacidad de entender les contaré la prisa que tubieron por llegar al mundo, lo pequeños que eran y lo fuertes que fueron.
FRASE DE HOY: Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.