Según avanza el embarazo el útero va creciendo y esto hace que se vean afectadas otras partes del cuerpo. Esto hace que se puedan tener ciertas molestias:
El enlentecimiento del tracto digestivo y la presión que ejerce el útero sobre el recto hace que se puedan producir hemorroides y estreñimiento.
Los diferentes cambios metabólicos además de estreñimiento también son los causantes de las naúseas para evitarlas lo mejor es hacer varias comidas al día y que no sean copiosas y evitar tener la sensación de hambre.
El útero cuando va creciendo va empujando el estómago hacia arriba lo cuál puede también ocasionar acidez, para evitarla hay que hacer varias comidas al día, y evitar alimentos excesivamente grasos.
Nuestro cuerpo mientras estamos embarazadas hace un sobreesfuerzo, lo cuál hace que nos sentamos más cansadas que nunca, para evitarlo hay que aprender a escuchar al cuerpo y descansar siempre que sea necesario.
El aumento del volumen de sangre y la tensión nerviosa puede provocar en la futura mamá dolores de cabeza, para evitarlos es positivo caminar al aire libre y descansar.
El útero además de presionar al estómago también presiona a la vejiga y esto provoca las frecuentes ganas de orinar.
Los calambres que se provocan en el embarazo son fruto de problemas circulatorios provocados por el aumento de peso.
Los cloasmas o manchas en la piel son fruto de los cambios hormonales, para ello hay que prevenir utilizando protector solar y evitar tomar el sol.
Las estrías fruto del aumento del peso, para prevenirlas tenemos que tomar la precaución de hidratarnos (esto no va a significar necesariamente que no nos vayan a salir).
La presión del útero en la parte baja del abdomen hace que se dificulte la circulación y por tanto surgen varices. Para evitarlas es importante que hagamos ejercicios que favorezcan la circulación y que evitemos estar mucho tiempo sentadas.
Durante el tercer trimestre el feto ocupa más espacio en el abdomen y esto puede provocar que tengamos dificultad al respirar, para evitarlo puedes probar a dormir semisentada.
Dolor de espalda, es fruto del aumento de peso, debemos intentar mantener recta la espalda y evitar cargar con peso.
Una lee todo esto y piensa que estar embarazada es lo más parecido a una enfermedad terrible, pero en mi caso tan solo ganas continuas de orinar y sueño, mucho sueño… el resto fuero 35 semanas estupendas, bueno exceptuando una semana en la que tuve nauseas, pero de eso ya ni me acuerdo…
FRASE DEL DÍA: Los niños son los profetas del señor.
Yo ni naúseas, eso sí todo el día haciendo pis y un final de embarazo con muchísimo ardor, pero por lo demás, ni una queja...
ResponderEliminarConchi yo lo de hacer pis era una locura porque era incapaz de estar en la calle lejos de un baño durante mucho tiempo jajaja....
Eliminarpuf, en mi caso la acidez me mataba, no podía ni dormir, el pis era hacer pipi cada hora incluso en la noche, con lo que tampoco dormía bien,calambres en las piernas al dormir,la fatiga los tres primeros meses fueron insopoortables, no podía ni beber agua, gracias a dios ni varices,ni dolor de espalda, ni estrias ni hinchamiento de pies (solo los dos días siguientes despues de parir). cada embarazo y cada mujer es un mundo verdad?
ResponderEliminarYo no tube nada de acidez la verdad... y lo de hincharme fué justo al día siguiente de tenerlos que me hinché un montón jajaja... cada una somos un mundo aqsique no hay que hacer ni caso a las que te ponen el embarazo como un drama...
EliminarA Mamá le salió una hemorroide en mi embarazo y luego se le quitó. Espero no heredar yo esa gracia.
ResponderEliminarUff que incómodo y molesto la hemorroide... digo yo que no será hereditario jajaja...
EliminarPues yo tuve náuseas los cuatro primeros meses de mi embarazo y la verdad es que, aunque suene raro, estaba encantada con ello ya que, mi embarazo fué por FIV y las nauseas las veía como señal de que todo iba correcto y mis niños seguían ahí (sobre todo al principio que aún no se notan los movimientos). De hecho, un día por la mañana, cuando estaba de 3 meses, no noté esas náuseas y se lo comenté a mi marido toda agobiada y justo fué decirlo y acudir al baño a vomitar el desayuno. Salí del baño con una sonrisa de oreja a oreja y feliz.
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