REPOLLETE

Repollete tiene 10 meses, aunque a mi me sigue pareciendo que fue ayer cuando lo sentía patearme dentro de la barriga, me parece que fue ayer cuando lo vi por primera vez en su incubadora rodeado de cables, parece que fue ayer cuando vi por primera vez como le costaba respirar, como se le notaba el corazón en sus flacas costillas y como tiraba de los cables para quitarse la sonda.

Nació el primero, exactamente cinco minutos antes que Princesita, le oí llorar y creo que es el sonido más bonito que he escuchado en mi vida. Repollete lloró y a mi me resbalaban las lágrimas deseando verlo. Pero solo pude verlo al día siguiente por la tarde, cuando el tenía 24 horas de vida y 1800 gramos de peso, era pequeño, pequeño y delicado, apenas me atreví a mirarlo, el enfermero me dijo que podía meter la mano y tocarle dentro de su incubadora, para que se acostumbrara a mi olor, pasé mi dedo índice por su pequeño cuerpecito y me entró miedo ¿Qué voy a hacer contigo pequeño Repollete?

Ahora Repollete me sonríe desde su parque, se dedica a tirar todos lo juguetes de dentro hacia fuera, mientras se ríe, algo le hace gracia, enseña sus dientecitos presumiendo como si fueran medallas, lo que me ha costado sacarte adelante Repollete.

Repollete es un niño mofletudo, se recuperó enseguida de ese bajo peso, le encanta comer, cualquier cosa, todo le viene bien… le gusta ser protagonista, y es que claro teniendo una hermana melliza a veces uno debe luchar porque le presten algo de atención. Asique si no le hacen caso el lanza un gritito acompañado de una amplia sonrisa como diciendo: Oye que estoy aquí.

Tiene unos inmensos ojos almendrados, de momento parecen marrones claros, tiene unas pestañas largas que llaman la atención. Es más tímido que Princesita con los extraños, aunque en ocasiones me sorprende con su comportamiento risueño. Le encanta juguetear con la correa de su chupete, siempre está pendiente de Princesita, por las mañanas la recibe con un amplia sonrisa que parece decirle lo mucho que la ha echado de menos.

Siempre está pendiente de su hermana, de lo que ella hace para intentar hacerlo él, del juguete que tiene su hermana, intenta quitárselo, pero Princesita siempre es más rápida.

Repollete no se parece a nadie, o al menos no sabemos sacarle el parecido, me repatea que todo el mundo se lo tome como una cuestión de estado, que más da a quien se parezca… reconozco que mi hijo está enmadrado, me mira con devoción, siento debilidad por él porque me recuerda a mí. Algún día Repollete te contaré que mami cuando supo que estaba de mellizos deseó dos niñas, pero que no te cambiaría por nada del mundo. Te diré que poco importa que no lleves mis genes porque te he llevado conmigo 35 semanas y te he querido desde que tan solo eras una manchita negra dentro de mi útero.

Llegará el día que tenga que hablarte de nuestra “hadita” una chica que nos dio una célula de nuestro cuerpo para que tu pudieras existir, te hablaré de la generosidad de algunas personas para que otras puedan cumplir su sueño. Te explicaré la importancia de ser generosos con los demás, de ayudar a otros…

Tendré que explicarte que la genética no es todo, que nosotros las personas también somos influenciadas por el ambiente en que nos criamos, por eso es muy probable que seas tan hablador como tu madre (tienes toda la pinta), que hagas mis mismos gestos o que tengas mis mismas creencias y opiniones.

Llegar hasta aquí fue muy duro, mami tuvo que afrontar muchas cosas y algunas nada agradables, mami llegó a pensar que pasar por todas aquellas cosas no merecería la pena hasta que te cogí por primera vez. Te escurrías entre mis brazos, sabía que teníamos por delante un gran camino, me encantaba olerte y estrujarte los mofletes, darte el pecho aunque fue poco tiempo fue una experiencia maravillosa porque durante un ratito sabía que te estaba dando de mi lo más importante.

Me encanta como te estiras cada mañana cuando voy a despertarte, me encanta cuando parloteas como si tuviera que entenderte y entonces tenemos conversaciones surrealistas en las que terminas dedicándome una amplia sonrisa.

Vas creciendo y poco queda de aquel bebito chiquito, cuando mami estaba embarazada deseaba que aguantarais en su tripita por lo menos hasta el día de reyes, os quería como regalo… y nacisteis antes, pero eso si, a ti te llevé para casa el día de reyes. Por eso mis Reyes de 2011 fueron los mejores, me llevé a mi Repollete para casa y allí nos esperaba una linda Princesita, pero de ella hablaremos mañana.