Hice las prácticas de mi diplomatura en un CAMP (Centro de Atención a Minusválidos Psíquicos), desde que empecé la carrera tube claro que me encantaría trabajar con Discapacitados Psíquicos y espero algún día lograrlo.
El otro día hablando con una compañera de la universidad sobre anécdotas de esa loca etapa de mi vida me acordé de Juan.
Juan era un hombre que vivía en el Centro, llevaba allí muchos años, desde que su padre se quedó viudo y no podía atenderlo por edad, calculo que Juan tedría unos 65 años, igual algo más, tenía una discapacidad psíquica unida a una enfermedad genética, pero era capaz de comunicarse, relacionarse y reconocer a las personas con las que solía relacionarse de forma habitual.
El padre de Juan era un hombre muy mayor, lo recuerdo yendo todos los días al Centro por la tarde a ver a su hijo y a sacarlo a pasear, o llevarlo a tomar un café o incluso acercarlo al centro de la ciudad a comer algo.
El padre de Juan acudía cada día de forma puntual, a su hijo se le alegraba la cara al ver a su "papá", pero su papá era un hombre mayor, encorbado, enfermo, se le anotaba el agotamiento de la vida y de las penalidades que había pasado. Era un hombre inteligente, un día me contaba que cuando nació su hijo en aquella época mucha gente lo tildaba de loco o de bobo, pero que él aunque no sabía que tenía su hijo sí sabía que era diferente y que le costaba "algo más conseguir las cosas" y que por eso siempre intentó no tratar de forma distinta a ese hijo especial.
Un día el padre de Juan dejó de venir... Juan dejó de poder pasear por el jardín, dejó de poder ir a tomar un chocolate o a comer castañas a la plaza.
Sabíamos que tarde o temprano eso pasaría, y nos tocaba valorar que hacer.
El psicólogo del centro le contó a Juan que su padre ya no estaba con nosotros, que ya no le veríamos... su padre había muerto y ahora Juan se había quedado sin su pequeño contacto con el exterior.
Muchas de las personas que allí vivía jamás habían salido a la calle, otras habían pasado de vivir desde muy jóvenes en psiquiátricos a estar institucionalizadas, pero Juan era diferente porque el se había criado dentro de una familia y solo la enfermedad de su padre y la muerte de su madre habían hecho que el tubiera que ser internado.
Asique tubimos que ver como el pobre Juan acudía cada tarde a la entrada del Centro a esperar lo qeu nunca iba a llegar, como cada día estaba más triste y no quería participar en actividades que antes le gustaban como regar las plantas del huerto.
Un día le dijo al psicólogo: "Quiero que me compreís un padre"
Eso solo lo puede decir alguien cuya mente vive como si tubiera 3 o 4 años... pero probablemente él lo que quería o necesitaba era seguir haciendo esas mismas cosas que hacía antes... tener su pequeño espacio.
Asique le buscamos un voluntario... en este caso voluntaria, Nieves, ella que era voluntaria de una ONG pasó a formar parte de la vida de Juan, paseando con él, sacándolo a hacer actividades que antes él hacía con su padre y probablemente dándole el cariño que él necesitaba.
NI se puede comprar un hijo, ni se puede comprar un padre, pero afortunadamente hay gente en el mundo capaz de dedicar su tiempo a los demás, su energía y su vitalidad.
Qué penita, pobre Juan :(
ResponderEliminarLos tíos de mi cuñada tienen un hijo de 33 años con una deficiencia y ahora están mortificadísimos, porque es hijo único y no saben qué será de él cuando ellos falten.
Eva eso le pasa a mucha gente, sobretodo de determinada edad que cuidaron a sus hijos discapacitados y años después tienen que enfrentarse a que lo más coherente es meterlos en un centro, donde les va a costar horrores adaptarse, pero que a cambio estarán bien atendidos.
Eliminarjuer pobre Juan,historias de estas siempre habrá, que pena¡
ResponderEliminarEviki en ese Centro había historias muy duras... había gente que venía de estar años en el psiquiátrico (cuando ese lugar no es para discapacitados psíquicos, porque no son enfermos mentales) y esa gente estaban tan traumatizados que solo querer ducharles era un sufrimiento.
EliminarPobre hijo y pobre padre, sabiendo que llegaría un día en el que no pudiera darle a su hijo el cariño que necesitaba.
ResponderEliminarHay que ser de una determinada pasta para hacer ese tipo de trabajos, yo creo que me terminaría afectando en mi vida personal y no se si podría soportarlo.
Se me han puesto los pelos de punta con la historia!
Nenica es muy duro para las familias el tener que intentar solucionar el futuro de esas personas para que cuando ellos falten estén cuidados.
EliminarTrabajar con estos colectivos implica saber desconectar y no implicarte más allá de lo profesional, en mi caso me tocaba "lidiar" con las familias.
Buf, qué lástima, pobre Juan!
ResponderEliminarFue una suerte que su padre luchara por él, porque en aquella época, a estos niños los dejaban encerrados en sus casas o en colegios de monjas y se olvidaban de ellos.
Al menos, pudo disfrutar de su familia y sintió el cariño de un padre.
Afortunadamente hay gente que dedica su tiempo a hacer feliz a los demás.
Y merecen toda mi admiración, porque yo no me veo capaz de trabajar con gente con problemas, me afectaría mucho personalmente.
Un beso.
Trax teníamos una residente bastante joven por cierto con grandes quemaduras en su cuerpo, cuando pregunté el por qué, me respondieron que sus padres mientras trabajan en el campo la dejaban junto a la chimenea aveces demasiado cerca y la pobre se quemaba.
EliminarMI trabajo consiste en trabajar con gente con problemas... y lidiar con ello, y las veces que he tenido ocasión de trabajar de lo mío me he sentido plena por poder hacer algo realmente útil.
¡Qué historia...!¡Pobre Juan...!. Por fortuna, encontró personas en su vida, además de su propio padre, que supieron entenderle, respetarle, quererle...
ResponderEliminarLaura es una suerte que deberíamos ser capaces de agradecer cuando cualquiera de nosotros en nuestro camino encontramos gente que nos quiere, entiende y respeta... eso es algo que no todo el mundo logra...
EliminarQué historia más triste... se me han puesto los pelos como escarpias al leerlo.
ResponderEliminarSuerte que en el mundo hay gente buena capaz de ayudar a los demás, de escucharles y de no verles de forma diferente
Silvia es tan difícil no verles de forma diferente... afortunadamente la labor de voluntariado de las personas que van a ese u otros centros a compartir su tiempo es vital y maravillosa.
EliminarYo también trabajé un tiempo en un Centro Ocupacional y se veían muchas historias así de tristes...Un beso.
ResponderEliminarHay historias muy duras... en mi caso como trabajaba con las familias y tenía acceso a los historiales y fichas sociales conocía el caso personal e historia de cada residente y eso es realmente duro... pero parte de mi trabajo.
EliminarMi madre trabaja de auxiliar domiciliaria y la verdad ha conocido cada caso...
ResponderEliminarEs muy triste que las personas especiales no sean bien atendidas y que cuando son queridas llega la hora de no poder atenderlas o de que se acaba el tiempo.
Besazos.
Merengaza debe ser muy duro para unos apdres cuando ven que no pueden hacerse cargo de un hijo y que tienen que meterlo en un centro... sobretodo cuando hablamos de personas con necesidades muy complejas.
EliminarQué triste y linda historia... Ojalá ella nunca haya debido abandonar a Juan.
ResponderEliminarUn abrazo!
Natalia no se que sería de ella... ni de él... porque una vez finalizadas mis prácticas no volví por allí... pero fuera como fuera seguro que ella le alegró todas y cada uno de los ratos que pasaron juntos.
EliminarVaya historia más bonita! aunque tambien es triste, pero gente buena hay en todas partes, gracias a Dios.
ResponderEliminarTC gracias a Dios todavía podemos confiar en la bondad humana...
EliminarQue bonita historia. Siempre he pensado que me hubiera gustado ayudar a algun/a ancianit@, porque me quede sin abuelos muy pequeña y nunca he tenido esa figura y seguro que hay un monton de abuelitos solos que agradecen una compañia de vez en cuando. Luego la vida que he tenido siempre complicada y nomada no me ha dado la oportunidad de hacerlo o quiza no lo he deseado tanto como para moverme lo suficiente. Me da la sensacion de que tampoco hay mucha informacion sobre esto, si alguien quiere ayudar no tienes ni idea de donde dirigirte o por donde empezar a buscar, que hacer, donde puede hacer mas falta,...
ResponderEliminarCintia yo estube unos años de voluntaria en un Centro de Atención al Menor perteneciente a Cáritas, trabajando con chicos problemáticos, intentando fomentar en ellos hábitos saludables y sobretodo fomentando que estudiaran...
EliminarAdemás hay ONG como Cruz Roja que tienen programas para hacer voluntariado con diferentes colectivos: menores, inmigrantes, discapacitados, tercera edad...
Aveces es dificil sacar tiempo para poder dedicar a los demás y aveces lo haces y acabas quemándote con cosas que ves...
Un día tengo que hacer una entrada sobre una asociación con la que trabajé que se dedicaba a trabajar con Saharahuis, crearon un colegio y cada máñana daban de desayunar a un montón de niños....
Deberia moverme un poco, yo creo que podria ayudar sobre todo a inmigrantes arabes ya que conozco un poco el idioma y sus costumbres y religion y como soy española puedo ayudarles con muchos tramites y orientarles en muchas cosas. De jovencita fantaseaba con irme a un pais africano a eseñar a coser y patronar a las niñas, y ahora con tantos hijos lo veo bastante mas lejano, aunque no imposible...solo Dios sabe.
EliminarCintia ahora estás muy ocupada con tus pequeños, pero tal vez más adelante cuando los niños vayan al cole puedes probar a acercarte a alguna asociación o ONG que trabajae con inmigrantes, por ejemplo Cruz Roja suele tener programas que trabajan con inmigrantes y puedes ofrecer tus conocimientos simplemente para trabajar de mediadora, traductora o lo que surja. Este verano trabajé con una asociación marroquí que en principio aspiraban a dar clases de árabe a los niños de su propia cultura, estubimos elaborando un proyecto para intentar dar a conocer su cultura, tradiciones, cocina... fué muy enriquecedor la verdad.
EliminarYo este verano estuve a punto de entrar de voluntaria a Cruz Roja en mi ciudad, pero uno de mis seres queridos falleció y fue todo tan traumático que cuando todo acabó estaba tan sobrepasada que ni siquiera me consideraba capaz de cuidarme a mí misma, cuanto menos tener que hacerlo de alguien.
ResponderEliminarNo obstante, en cuanto acabe esto pienso replantearme mi vida de otra manera. Las sonrisas que te brindan estas personas por cosas tan simples como dar un paseo, hace que se te pasen todos los males del mundo.
Tienes razón... además se necesita gente para trabajar en muchos ámbitos y sectores donde si no hubiera voluntarios quedaría mucho trabajo por hacer...
EliminarQue triste y que bonito a la vez. yo tambien trabaje como voluntaria durante un tiempo y ahora que empezaba a plantearme volver me veo sin menos tiempo que nunca! Es mas gratificante que todo el dinero del mundo. un abrazo
ResponderEliminarBueno ahora no es el momento de ponerte a ello... pero luego en la vida depende de la etapa en la que estemos encontramos pequeños huecos...
EliminarYo fuí voluntaria cuando estaba en la facultad porque era una manera de conocer campos donde luego se iba a desarrollar mi trabajo. un abrazo.
Una bonita historia que nos debería hacer recapacitar qué estamos haciendo con nuestras vidas.
ResponderEliminarGracias por compartirla con nosotros.
David tienes toda la razón... historias como estas las vemos todos los días, pero aveces no tenemos tiempo ni de pararnos a escucharlas.
Eliminarse me ha escapado la lagrimilla... que historia más dura, pero doy gracias a Nieves por dar su tiempo. ser voluntario se lo recomiendo a todo el mundo, es algo que te llena, cuando tu estás dando de forma gratuita.
ResponderEliminarun beso
Dar de forma gratuita es algo muy positivo, sobretodo porque al final aprendes que tú solo estás dando tu tiempo y que esas personas te dan a ti mucho más.
EliminarQue belleza de historia y que lindo recordar que hay gente buena con ganas de ayudar a los demás.
ResponderEliminarSaludos!
PUlgamamá es muy bueno saber que la gente todavía es generosa y tiene esa capacidad de ayudar... saludos
EliminarPobrecillo, la verdad es que es muy triste pensar que un dia todas las cosas que haces ahora con tus padres no las vas a poder hacer, pero aun es mas triste cuando dependes de el tanto como dependia Juan... Menos mal que siempre hay gente buena y generosa que decide compartir su vida con los que mas la necesitan, y estan ahi para sacar una sonrisa y ayudar en lo que pueden a los demas.
ResponderEliminarCreo que al final todos tenemos cierta dependencia de nuestros padres, yo lo he notado más a raíz de que soy madre y he necesitado a la mía para que me ayude con los peques o para lo que sea, pero nosotros al fin y al cabo gozamos de cierta independenica y libertad con la que Juan jamás podría contar, para él su padre era esa persona con la que paseaba y pasaba buenos ratos, probablemente él nunca podría explicar que es un padre, ni lo que significaba el suyo para él.
Eliminar¡Qué historia más triste! Menos mal que hay gente buena que se dedica a ayudar a los demás.
ResponderEliminarNo sé si por egoísmo, por falta de interés, de conocimiento, o no sé, nunca me ha dado por ahí. Bueno, miento, cuando estaba en el insti entré con una amiga a hacer un trabajo de Cruz Roja y estuvimos una temporada de voluntarias. Pero era muy duro, éramos muy niñas (16 años) y lo dejamos, y eso que no nos tocaron casos demasiado duros...
Yo creo que hay que estar hecho de otra pasta para esto, yo no valgo, lo admito, me veo superada y, realmente, admiro a toda la gente que se dedica a ello, pero yo creo que no podría.
Hola Chonkita... creo qeu es la primera vez que te veo por mi blog... asique bienvenida y gracias por dedicar tu tiempo a leer y sobretodo a comentar.
EliminarCreo que con 16 añitos eras demasiado joven para implicarte en lo que implica el voluntariado... pero la intención fué buena... igual solo hubiera sido encontrar un colectivo que realmente te motivara e interesara...
Gracias por comentar.
Hola! Soy Conchi, ya me presenté y te he comentado alguna vez, pero he cambiado mi perfil y me he puesto un nick, porque nunca se sabe quién lee esto... Aunque claro, si luego voy volviendo a poner mi nombre... jeje.
Eliminar