jueves, 23 de enero de 2014

NO GRITARÁS

Hace tiempo empezó a correr por la blogosfera maternal el llamado reto del “Rinoceronte Naranja” muchas bloggers empezaron a seguirlo viendo en este reto la forma de evitar gritar a sus hijos.

Y es que esto de desquiciarnos y chillar como locas debe ser más común de lo normal, yo pensaba que era la única que pierde la paciencia muy a menudo y resulta que perder la paciencia y ser madres va unido. No digo que todas gritemos o perdamos los nervios, sino que no es tan raro y que por muy mal que nos sintamos suele ser un hecho habitual (esto no significa que esté bien)

Ser padres es posiblemente una de las tareas más difíciles que uno pueda plantearse, es un reto del cual a largo plazo verás los resultados, es lógico que nos sintamos frustrados y saturados, sobretodo en casos es que nos dedicamos a la maternidad en exclusiva.
El problema está cuando pasamos de estar saturados de forma puntual a estarlo de forma continua y empezamos a perder los modos y las formas y convertimos los gritos en algo habitual, los niños aprenden a normalizar esos gritos y posiblemente de adultos repitan ese patrón de conducta.

Normalmente cuando gritamos estamos expresando un sentimiento que nos agobia y cuyo detonante es una actitud del niño que se nos antoja reprochable. Es decir muchas veces hacemos pagar a los niños por problemas de los adultos por ejemplo frustración por ausencia de empleo o exceso de trabajo, problemas familiares o incluso con la pareja etc.

Yo reconozco que este mes y medio a finales del año pasado que me quedé sola con Repollete y Princesita abusé del grito y de la desesperación en muchas ocasiones, y reconozco también que fueron muchas las veces que me metí en el baño a intentar calmarme antes de estrangular a alguien. Yo sola con los dos niños era agotador, y más cuando la mayoría de las veces uno reforzaba al otro en sus malas conductas.
Más de una vez mi paciencia se fue y pagué cosas que no venían a cuento con ellos en lugar de respirar hondo y darme cuenta de que ellos no tienen la culpa de absolutamente nada.
Qué se supone que yo soy la persona adulta y que soy la que tiene estrategias de sobra para controlar una rabieta o evitar que dos niños se peguen, pero cuando te pasas toda la tarde escuchando llorar a tu hija por cualquier tontería, dar patadas a la puerta y tirar la comida esa racionalidad de ser adulto desaparece y aparece en escena tu peor cara.
Y ahora recuerdo algunas cosas y me avergüenzo…
Mi hija es muy desafiante, mucho, y es capaz de hacer que Repollete haga lo que ella quiera y además dejarlo como culpable de cualquier fechoría. Ahora he ido descubriendo que lo mejor con ella es sentarla e intentar razonar y explicarle las cosas… pero a veces para llegar a ese punto de razonamiento la tengo que escuchar llorar 2 horas seguidas.

Por mi parte reconozco que tengo temperamento, y que a veces me cuesta mucho morderme la lengua, poco a poco según me he convertido en adulta he ido superando esto.
Con los hijos tenemos que asumir que son nuestra obligación y que a ellos les importa un pimiento si estamos cansados o enfadados o lo que sea, ellos necesitan nuestra atención todos los días y todas las horas del día.

Llegar a esta conclusión puede parecer fácil, pero en ocasiones no lo es tanto, justo la semana antes de que Papimelli regresara de Lejano País yo estaba enferma… un virus o algo hizo que yo fuera medio arrastrada por casa, y como mi abuela estaba ingresada no quise llamar a mi madre, asique me enfrenté todas las tardes a mis dos fieras yo sola.
Algunos días era capaz de jugar con ellos manteniendo el tipo aunque la cabeza me fuera a estallar y otros simplemente me tiraba en el sofá deseando que no me dieran mucho la lata.
Desear que tus hijos no te den la lata puede parecer un mal pensamiento, pero tenemos que reconocer que en algunos momentos es así de real.

Como os comentaba este mes y medio sola con ellos descubrí cosas de mi que me hicieron sentir muy incómoda, el hecho de gritarles más de lo deseable fue una de ellas, al final empecé a notar cuando empezaba a irritarme de más, me iba al baño, cerraba la puerta e intentaba tranquilizarme para luego tomarme todo de mejor humor.
Y por las mañanas sabiendo que la tarde sería larga y estresante con dos fieras deseosas de desfogar yo me iba a andar una hora… aquello me relajaba y me dejaba de mejor humor para afrontar la tarde.

Como mi Princesita pasó esas semanas muy frustrada “Ser Educadora” me recomendó usar un panel de sentimientos para que la niña verbalizara que cosas le preocupaban o que hacía que ella se comportara como un pequeño diablillo.
Hice algo parecido… por las noches antes de acostarlos me sentaba con ellos en la habitación y hablábamos sobre lo que habíamos hecho durante el día, que cosas nos ponían contentos y que cosas tristes. Logré que ella verbalizara que echaba de menos a su papá y yo les hice entender que a mamá le ponía triste que no obedecieran y que se enfadaba si no se cumplían las normas.

El problema para ellos (e imagino que para todos los niños de este planeta) es que cuanto más cansados están peor se portan, es llegar su hora de irse a la cama y les da un subidón, comenzando a hacer todo tipo de cosas que en estado normal no hacen.
Y cuando esto ocurre a las 8 de la tarde una no tiene la misma paciencia que a las 8 de la mañana.

Por mi parte creo que una de las cosas que mejor me va para estar más relajada es contar con el apoyo de Papimelli, los días que por lo que sea él no está yo estoy más tensa y soy más propensa a levantar la voz... tenerlo al lado sirve para calmarte ante un desafío o rabieta de uno de los niños.
También reconozco que el hecho de que sean dos complica las cosas porque se suelen reforzar en lo negativo, por eso he aprendido algo útil "divide y vencerás", cuando por ejemplo a la hora de la cena uno pica al otro quitándole el plato, levantándose o jugando con la comida simplemente lo saco de la cocina y me quedo con el otro... el que es expulsado al pasillo pide volver y asegura que se portará bien, y el que se ha quedado en la cocina baja la cabeza y se pone a comer ante el "temor" a ser el próximo en salir de la cocina.
Eso me funciona... y también prestarles mayor atención por separado... esto para ser posible necesito que en casa esté el padre de las criaturas.

Todo este rollo para deciros que creo que mi único objetivo para este año es intentar ser más paciente y menos gritona, porque cada vez me parezco más a mi vecina de arriba a la cual llevo 8 años escuchando horrorizada como vocea a la menor... Yo no quiero ser así. No quiero educar a mis hijos con gritos y voy a intentar corregirlo.

15 comentarios:

  1. La verdad es que se agradece no ser la única madre desquiciada. Mi marido también pasa temporadas fuera de casa y hay veces que es muy difícil lidiar con dos sin perder la paciencia. Yo también me uno a tu reto ser más paciente y gritar menos pero de ahí a conseguirlo, va un mundo. Así que si descubres la fórmula secreta para conseguir la calma en momentos de crisis, por favor, háznoslo saber.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. NOsotras lo intentamos y ya está jajaja.. tendremos días mejores y días peores, porque no es fácil y la que diga lo contrario miente descaradametne. Un besote.

      Eliminar
  2. Pues dale! Seguro que lo consigues. un besote!

    ResponderEliminar
  3. Hola! Yo también leí sobre esta iniciativa y llevo meses practicando, algunos días mejor que otros (la verdad), pero creo que me va mejor a mí y a mis mellis... Y desde luego, si yo no tuviera al lado al padre de las criaturas, estaría mil veces más desquiciada, jajaja. Y eso que él les grita bastante y yo le intento calmar, porque muchas veces no nos damos cuenta de que estamos subiendo el tono cada vez más y más y hasta que desde fuera nos lo indican no caemos en la cuenta.

    Eva M

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. HOla Eva. Desde luego tener al lado a nuestra pareja ayuda un montón y da más seguridad y sobretodo ayuda a que estemos algo más descansados. Un abrazo.

      Eliminar
  4. Seguro que lo consigues, aunque entiendo que tiene que ser fácil perder los nervios de vez en cuando. Mas aún teniendo dos... Un besote!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me quiero ni imaginar a las mamis que tienen más de dos.... uffffff.....

      Eliminar
  5. Pues claro que no eres la única. A ver, yo, ya sabes, aún no soy mami. Pero un poco, como si lo fuera. Estoy prácticamente criando a mis dos sobrinos, de siete y cuatro años y medio, chico el mayor y chica la pequeña. Mi hermano y mi cuñada trabajan muchas horas incluso sábados y mi marido y sobre todo yo, al no tener nanos, y a mi me ha pillado estudiando y en paro, pues eso, estoy con ellos, casi más que sus padres, bueno casi no, más que ellos. Así que vamos, aunque no soy madre, sí llevo el disfraz puesto casi a todas horas. Y los levanto, los llevo al cole, los recojo, los ducho, les doy la merienda, comida y muchas veces cena, hago los deberes, los cuido cuando están malitos, los he llevado al médico...en fin...os entiendo.
    Y lo que te quería transmitir, es que, esa pérdida de estribos, y siendo dos, más aún, es lógica, aunque no deberíamos hacerlo. Y mira que estudio Psicología, en tercero estoy, y ya sé mejor que nadie, las teorías. Sé que un grito no arregla nada. Sé que ante una rabieta, el ignorar sus gritos es lo mejor (tarea imposible esa) y sé muchas otras cosas....pero como bien dices, cuando uno se pone en plan chulito y encima pica al otro....uffff. Yo también pensé siempre que sería una madre más "paciente" y ahora me he convertido en una tía gritona, jajaja. Debo decir que ahora que son más mayorcitos, el nene acaba de cumplir 7 años este mes, y la peque justo los cuatro y medio el mismo día que el hacía los 7, ahora, están más tranquilitos. Es decir, según se te vayan haciendo mayores, todo eso va pasando, y tú vas dejando de gritar, te lo digo por experiencia (me llevo haciendo cargo de mis sobris desde que el mayor era un bebé) y ya verás como poco a poco, ellos y tú os vais calmando.
    Pero vamos...que lo de dar un grito cuando no puedes más, creo que nos pasa a todas. Aunque, tienes toda la razón, no deberíamos, y además no les hace ningún bien.
    Para mí, eres una valiente y una madraza. Lo que tú haces, y muchas veces sola, por las ausencias de papimellis, tiene mucho mucho mérito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. YO la teoría me la se toda jajajaja... pero aplicarla es muy difícil. El punto está en no convertirlo en un hábito o en lo normal porque al final los peques se acaban habituando y yo no quiero que mis hijos crezcan pensando que los gritos son lo normal... un besazo.

      Eliminar
  6. Reconoceloooooo a ti lo q mjor t funciona es una crepe cn mucha nata y chocolate!!!!!! Q si!!!!! Reconocelo: HOLA M LLAMO MISMELLIS Y SOY ADICTA DEBIDO A LAS CIRCUSTANCIAS A LAS TORTITAS....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, lo de la crepe me funciona estupendamente, ya verás tú el grito que pegaré cuando tenga que ponerme el bikini y ver todo lo que cuelga...

      Eliminar
  7. Me ha tocado muchas veces estar con mi sobrino y te comprendo perfectamente. Como me toca verle las tareas y explicarle a veces me dan ganas de gritar y salir huyendo pero, en lugar de eso, toca respirar profundo, contar hasta quinientos mil e intentar no matar a nadie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero olvidé mencionar que todo esto ha tenido una gran recompensa cuando el pasado martes me dijo que si pudiera, se iba a vivir conmigo.

      Eliminar
    2. DoCa esque los niños son muy complicados y no siempre es fácil razonar con ellos, pero de vez en cuando te dicen cosas (como a ti tu sobrino) que hacen que te derritas. Un besote

      Eliminar