lunes, 23 de diciembre de 2013

CERRADO POR REENCUENTRO FAMILIAR

El viernes Papimelli regresó de lejano país... y en un arranque de valentía decidí olvidar mi miedo infundado a conducir con los cachorretes detrás y cogí el coche para ir a buscarlo... a él le hizo tremenda ilusión aunque Repollete y Princesita lo miraron con cara rara y ahora cada vez que su padre desaparece de su vista creen que no volverá...
En cuanto a mi se han olvidado de que tienen madre, de tal forma que ese agobio de los últimos 40 días de tenerlos todo el día pegados ha desaparecido. Ahora puedo ir al baño sola, puedo comer sin que la comida se enfríe y puedo andar sin tener un niño pegado a la pierna, eso si... el pobre Papimelli está sufriendo sobredosis de amor gemelar.

Después de su vuelta tenemos muchas cosas pendientes, mañana marcharemos a Ciudad de Donde Somos, a disfrutar de unos días de desconexión y cambiar de aires aunque sea solo a unos kilómetros de distancia.
Me he dejado llevar por la navidad y vamos cargados con los regalos de los peques para dejar en el árbol de mi madre, y el día de navidad comeremos en casa de mis suegros.
Después Papimelli y yo nos volveremos solos y dejaremos allí a los niños para poder desconectar y estar solos aunque sea el fin de semana.
Tras cuarenta días sin vernos y sin estar juntos se hace necesario tener algo de intimidad y poder hablar sin ser interrumpidos y hacer otras muchas cosas.
Asique los peques se quedaran dos días en casa de mis padres.

Como a Papimelli le darán un montón de días de vacaciones (privilegio por haber estado tantos días fuera) aprovecharemos para disfrutar los cuatro y creo que no tendré excesivo tiempo de sentarme al ordenador asique dejaré el blog abandonado almenos unos días.

Pero solo unos días... luego volveré, intentaré seguiros y comentar por el móvil, aunque imagino que en estas fechas todo se queda más bien parado por la blogosfera.

Asique solo me queda desearos Feliz Navidad y todas esas cosas que se desean en estas fechas, en mi caso sigue sin gustarme la navidad, pero este año con Repollete cantando "ande ande ande la marimorena" parece que serán diferentes.
A mi solo me queda esperar que poco a poco todo vuelva a la normalidad, porque estos 40 días todos hemos notado su ausencia y mi querida Princesita ha estado de lo más alborotada, asique espero que vuelva la paz al hogar y que se calme un poco.

Feliz Navidad.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

TRES AÑOS

Hoy hace tres años que os tengo en mi vida.
Tres años de abrazos
Tres años de besos
Tres años de lágrimas
Tres años de desesperación
Tres años de risas
Tres años de aprendizaje
Tres años de reirse a carcajadas
Tres años de miradas de admiración
Tres años de babas, mocos, cacas y pises
Tres años de ojeras de cansancio
Tres años de inventarme mil y un cuentos e historias
Tres años de sorprenderme
Tres años de abrazos
Tres años de bailar y cantar
Tres años de pasar tardes jugando como niños y con niños

Hoy me quedo sin bebés.... aquellos seres pequeñitos y arrugaditos que apenas llegaban a los dos kilos son hoy dos niños grandes e inquietos, aquellos niños que parecían desvalidos son tres años después niños independientes y valientes.
Nunca olvidaré como eraís y lo que sentí la primera vez que os vi, tampoco olvidaré lo que sentí al ver aquella beta positiva y al escuchar vuestros latidos.
Tres años que han pasado rápido, tres años que me han servido para conocer cosas de mi misma que ignoraba, tres años que me han valido para conocer más al hombre que tengo al lado y saber de lo que es capaz por nosotros.
Hoy celebramos que llevaís tres años en nuestras vidas, y recordamos también a la persona que hizo esto posible, a esa mujer que nos regaló ese 50% de lo que soís.

Ahora que me quedo sin bebés empieza una etapa nueva, una etapa que habrá que disfrutar, una etapa en la que tendremos que esforzarnos para que seaís buenas personas, independientes y autónomos.

HOy miro para atrás y veo en lo que os habeís convertido y me siento muy orgullosa.

Felicidades Repollete y Princesita por esos tres años...

martes, 17 de diciembre de 2013

ABSORBIDA POR LA MATERNIDAD DOBLE

Tenía pendiente hablar de esto desde hace tiempo, cuando recibí varios comentarios en el blog diciendo que yo estaba absorbida por mi maternidad.
Esta mañana me encontré con esta entrada del blog "Piruleta y Patatona" y decidí hablar sobre ello ya mismo antes de dejarlo pasar.

Cuando uno no tiene hijos le cuesta comprender por qué la gente con hijos cambia tanto, es tener hijos y uno desaparece de su grupo de amigos, solo habla de niños y su vida da un giro de 180 grados.
Si esto sucede con un único bebé cuando son dos el cambio es aún más radical.

Nunca entendí a las madres que se quejaban angustiadas de que no tenían tiempo, ni a aquellas que de repente convertían el chandal en su prenda fetiche, ni las que se abandonaban y lucían raíces en el pelo y algún que otro kilito de más. No las entendía hasta que fuí madre.
He de decir que antes de tener a mis hijos solo tenía una amiga recién estrenada como madre, que un día le pareció un buen tema de conversación hablarme de lo agotada y angustiada que estaba mientras yo lucía tripa de 35 semans (dos días después de esta conversación la que os escribe tuvo a sus mellizos).
Esta amiga me contó que incluso para ducharse o depilarse tenía que dejar a sus hijos en casa de su madre, esta amiga que luego desapareció de mi vida me soltó un: "pues ya verás si yo estoy así con uno....."

Una de las cosas que tuve bien claras desde el principio es que intentaría que mi vida cambiara lo mínimo posible, lo que significaba cambiar prioridades pero al mismo tiempo no convertirme en una desconocida para mi misma, también tenía claro que Papimelli y yo deberíamos buscar tiempo para nosotros.

La cosa se complica si encima vives en una ciudad diferente a la tuya sin nadie de apoyo, claro que tenemos amigos, pero no es fácil tener dos bebés y dejárselos a un amigo y más si estos amigos no tienen idea de niños. Tengo vecinas que siempre se ofrecen a echar una mano, y algún día puede que me toque aceptar esa mano, pero tampoco es plan dejar a dos niños a alguien que conozco de cruzarme en el ascensor.

No contar con ayuda implica que ante determinados acontecimientos inesperados uno tiene que apañarse, si te pones mala te toca estar con dos bebés y fiebre, tirada en el sofá y esperando que tus hijos se porten bien.
Si tienes que trabajar y tu jefa te llama por la mañana (a pesar de tener turno por la tarde) y te pide que vayas a tal organismo a sellar no se que pues te toca coger a tus hijos, meterlos en la silla gemelar e ir a la ciudad a hacer no se que.... porque tu jefa no entiende que los niños están malos y no puedes salir.

Desde que nacieron los niños el único cambio que peor llevo es el tema del trabajo, decidí no trabajar en un tiempo porque los 6 meses que si lo hice fueron agobiantes, todo el día pidiendo permiso porque uno o los dos se ponían malos, llamando a mi madre a las 7 de la mañana para que viniera de Ciudad de Donde Somos a quedarse con los peques, cuadrando horarios cuando Papimelli no estaba por lo que fuera...
Fué agobiante, y ante aquello solo me quedaba contratar a alguien que se quedara con ellos, pero me negaba a coger a un desconocido para que cuidara de dos bebés y dejarme más de medio sueldo en ello. O tener que llegar a casa reventada y hacer todas las cosas pendientes más atender a dos hijos y un padre.
Se que muchas mujeres lo hacen unas porque les gusta su trabajo y se sienten realizadas y otras porque no les queda otro remedio, en mi caso si yo hubiera estado trabajando en el momento en que nacieron hubiera continuado aunque hubiera tenido que hacer mil y una cábalas.
Esa fué la razón que me hizo recapacitar y considerar la opción de trabajar para un poco más adelante, esa y que estando aquí solos necesito un horario coherente y no lo que yo hacía antes que sabía a que hora salía de casa, pero nunca mi hora de vuelta y que mi jefe a las 10 de la mañana igual me decía: "hoy te vas a dar clase a...." y me tocaba hacerme 100 kilómetros ida y 100 km vuelta porque si...
Dejar de trabajar ha sido quizá negativo en el sentido de todo lo que he perdido, pero positivo porque he ganado poder ver crecer a mis hijos y disfrutarlos al máximo. Además que no dejé el trabajo sino que terminé contrato y decidí darnos un tiempo juntos para no volverme loca con trabajo, casa y niños.

No me considero en absoluto absorbida por la maternidad, hay gente que cuando lee este blog o cualquier otro de maternidad puede pensar que las que lo escriben no tienen vida más allá de sus hijos y eso es ilógico.
Porque evidentemente cuando una tiene un blog de maternidad habla de maternidad y eso no implica que en sus vidas no haya nada más sino que han decidido hablar de esa faceta y no de otra.

Cuando llegan a casa dos bebés uno tiene que organizarse de otra manera, yo me tiré meses y meses que no podía hacer nada más que cambiar pañales y dar biberones, para poder salir a que me diera el aire tenía que esperar a que Papimelli volviera del trabajo y para poder hacer algo diferente tenía que esperar a ir a Ciudad de Donde Somos para que mis padres se quedaran con los niños.
Alguna noche salimos con amigos, pero al principio era complicado porque estábamos agotados y eso que no daban malas noches.
Yo nunca dejé de ir a la peluquería en cuanto podía escaparme, intenté seguir arreglándome aunque dejé de lado los tacones por cuestión de comodidad, e intenté conservar lo delgada que me quedé tras el parto.
El primer verano de nuestros hijos hicimos una escapada solos, porque la necesitábamos porque llevábamos 8 meses agotados y estresados, porque cuando uno tiene hijos se da cuenta de muchas cosas... creo que como pareja sobrevivimos a todo aquello porque no le dábamos importancia a las discusiones de madrugada, nos dimos cuenta de que eran solo fruto del cansancio y al día siguiente quedaban olvidadas. Además supimos colaborar en equipo y darle al otro ratitos de desconexión.
La ayuda de mi madre y hermana también fué vital para sobrevivir y para poder seguir un poco teniendo cierto margen de vida.
Un alto porcentaje de padres de múltiples se separan en su primer año como padres, y no me extraña porque es una labor agotadora donde es sumamente importante sentirse apoyado y comprendido.
Cuando Papimelli regresaba de trabajar solía "obligarme" a irme a dar un paseo o echar una siesta, me decía que estaba guapa aunque hiciera seís días que no me peinaba y jamás protestó por ser él y no yo el que se levantaba muchas noches a atender a los peques.

No me importan en absoluto haber dejado por ejemplo de salir, nosotros nunca fuimos mucho de ir de fiesta, más bien nos gustaban las noches tranquilas tomando algo y charlando en un pub asique ahora eso pasa a hacerse en el salón de casa.
Tampoco fuimos nunca de grades viajes, más bien pequeñas escapadas, en realidad somos muy caseros...
Nos hemos rodeado de rutinas que nos sirven para acostar pronto a nuestros hijos (nunca más tarde de las 9) para poder nosotros tener nuestro rato y espacio.
Y aprovechamos al máximo esos ratos en que mi madre está o se ofrece para "escaparnos" aunque sea a tomar un café. Pero viviendo en ciudades distintas a mi familia esto no es posible.

Nunca he entendido muchas de las quejas de madres de un hijo porque yo con dos he podido mantener la normalidad en muchos aspectos, y aveces pienso que con un solo hijo es fácil ahogarse en un vaso de agua y que cuando tienes el segundo dejas de ser tan tiquismiquis... bueno pues cuando tienes dos de golpe te das cuenta de que cosas son prioritarias y cuáles secundarias. Tener dos de golpe también ayuda a no ser tan "supermamá", me explico: yo no he sido la típica que piensa que su niño solo está bien con ella, ni la típica que se preocupa por todas y cada unas de las cosas que le pasan a sus niños porque con dos cualquier ayuda es buena y una termina por desdramatizarlo todo.

Tal y como dice Rath en su entrada ahora me hace más ilusión mirar cosas para ellos que para mi, pero quizá me he vuelto menos materialista o me he dado cuenta de que no pasa nada si te pones dos días seguidos el mismo modelito.
También me hace más ilusión dar un paseo en familia viendo las luces navideñas que salir de fiesta porque la edad es otra... y también creo que cuando uno ha vivido y disfrutado lo suyo y es consciente de que no se ha perdido nada o de que lo que se ha perdido no importa pues le da igual decir que no a determinadas cosas.

No me considero abosbida en absoluto, y puedo deciros que en mi vida hay más cosas que ser madre, pero que en cuanto vi el positivo fuí consciente de que me apetecía disfrutarlos todo lo que pudiera. Es cierto que hay más cosas que he dejado de hacer y otras que ido retomando poco a poco, pero la mayoría son cuestión de cambio de hábitos.
La maternidad también me ha cambiado en positivo, por ejemplo como mucho más sano que antes y ya no me salto comidas porque están ellos delante, me río más y de cualquier chorrada, he vuelto a pintar con pintura de dedos y me encanta, he descubierto formas muy curiosas de ver el mundo, etc.

Tener hijos es una tarea difícil porque uno va aprendiendo sobre la marcha y tener mellizos es una tarea titánica... la gente los ve sentaditos en su silla juntos y piensa que se crían solos y que ya nacen entreteniéndose cuando la realidad es bien diferente. Por eso muchas veces cuando escucho a gente diciendo "no me importaría que vinieran dos" pienso que antes deberían reflexionar sobre lo que implican dos bebés a la vez y sobre todas las cosas que uno tiene que dejar para siempre o aparcar durante un tiempo.

Yo soy la misma exactamente que hace tres años... con más ojeras, más propensa a ponerme enferma, algo más gritona, y menos exigente en algunas cosas. Sigo sacando tiempo para lo que realmente me apetece porque lo quito de cosas innecesarias y además hice grandes descubrimientos acerca de que personas están ahí y de con quien se puede realmente contar.
La maternidad no me absorvió sino que pasó a formar parte de mi vida.

lunes, 16 de diciembre de 2013

CUIDARSE LA PIEL A PARTIR DE LOS 30 CON SEGLE









Hace unas semanas Segle Clinical se puso en contacto conmigo para probar algunos de sus productos. Se trata de un laboratorio de dermocosmética cuyos productos son distribuidos en farmacias y parafarmacias.
Su objetivo es retrasar el envejecimiento y potenciar la belleza natural de las personas, y nos anuncian que "las pieles de 40 podrán ser de 30".

He recibido de ellos los siguientes productos:





De los sobres Skin Factor Serum, Restaura piel grasa y Tinovital Serum he recibido 6 sobres de cada uno, cuyo tamaño es de 1 ml. Los botes originales que se venden en tienda son de 15 ml. Asique he recibido la mitad del producto original ideal para darte algo de cuenta de si funciona o no.
Del Serum DMAE lift 10 he recibido el bote original.
Todos los productos se presentan en frasco con cuentagotas, su textura es líquida parece agua, pero se convierte en aceitosa con el contacto de la piel. Para nada es pringosa y absorve enseguida. Tiene un olor fresco y agradable.


SEGLE SKIN FACTOR SERUM de las muestras de las fotos son los sobres verdes. Primero para hacerlo bien debemos recordar limpiarnos bien la cara. Yo suelo hacerlo con agua micelar y una vez a la semana exfolio.
Una vez limpia aplicamos el serum que como he dicho antes no es nada pringoso, se distribuye fácilmente y cunde bastante.
Este serum está hecho con ácido hialurónico y baba de caracol. La baba de caracol tiene un alto poder regenerador. Sus componentes favorecen la regulación y remodelación de la piel. Además es hidratante.
Primero deciros que tengo una piel mixta, generalmente se reseca bastante en invierno, es una piel delicada y no siempre me va bien cualquier producto. No tengo arrugas, de hecho la genética es generosa conmigo y por ejemplo mi abuela no tiene ni una a pesar de la edad que tiene.
Empecé a usar el producto y lo primero que me llamó la atención es la sensación de "limpio" que queda en la cara, mi piel se quedó blanquecina y noté al cabo de unos días mejor apariencia de la misma.
Se comecializa en su web por 30.46 euros en frasco de 15 ml.


A pesar de que no tengo arrugas si que tengo síntomas de envejecimiento provocados últimamente por el cansancio. Vamos que en cuanto no duermo mi cara luce desastrosa. Ya os conté en su momento que también tengo manchas de sol que he ido eliminando poco a poco.
Cuidarse la piel es sumamente importante, y tenemos que hacerlo a partir de los 30 años que es cuando nuestra piel empieza a manifestar como la hemos tratado.
Algo sumamente importante es hidratarla en caso contrario puede mostrarse irritada y picar, yo tuve una temporada en que la tenía seca y descamada, me picaba y se mostraba tirante, a partir de ese momento me convencí de usar una buena crema.



El siguiente producto es SEGLE RESTAURA contiene ácido hialurónico que aporta hidratación y que penetra de forma rápida y profunda en la piel aportando efectividad e hidratación, ayuda a regenerar la piel y fomenta la mayor firmeza y elasticidad de la piel.
En este caso lo probó mi hermana, ella tiene la piel mizta y muy sensible a muchos ingredientes. Después de probarla me dice que le ha dado luminosidad y tono, textura agradable y sensación de confort en la piel. Se la ha ido aplicando por las mañanas y por las noches.
Lo podéis encontrar en su web por 27.50 euros. Está indicado para todo tipo de pieles y ayuda a prevenir los signos del envejecimiento cutáneo.


El tercer producto que recibí fué TINOVITAL SERUM se trata de un serum facil que contiene retinol (potente antiarrugas, reduce el tamaño de los poros y elimina manchas, activa el colágeno y mejora la textura de la piel), también contiene Vitamina C con alto poder antioxidante, blanquea la piel, aporta luminosidad.
Su coste es de 27.50 euros en su web y viene presentado en frascos de 15 ml.
Me gusta por su efecto antimanchas y sobretodo por la luminosidad que le da a la piel, doy fe que es echarlo y notar un mejor aspecto.


Conclusión: me han gustado los tres productos, quizá prefiero aquellos que tienen efecto antimanchas, he probado la mitad de lo que sería el bote de venta y se notan resultados inmediatos.
Su precio considero que está bien, tratándose de un serum puesto que con unas gotas es suficiente y por tanto dura.

Me queda por probar la joya de la corona que es DMAE LIFT 10, es un serum facil y también corporal porque se puede mezclar con la crema hidratante corporal... tiene efecto flash vamos que se supone que me lo tengo que echar y mi cara y cuerpo estarán mejor que los de una top-model.



Por cierto aunque no los he probado esta marca tiene productos destinados tanto al cuidado del bebé como de la embarazada:
Gel H2O aloe vera repare (repara las irritaciones de la piel)
Gel H2O frío ideal para activar la circulación de la embarazada.
H2O Crema reafirmante...


¿Habeís probado alguno de ellos?







jueves, 12 de diciembre de 2013

UN MES SIN TI

Ha pasado un mes desde que te fuiste a Lejano País, más de siete mil kilómetros nos separan, tres horas y media de diferencia y mundos totalmente diferentes.

Ya estoy acostumbrada a tus ausencias, han sido habituales en nuestra relación, tanto que pase por nuestro tratamiento de fertilidad sola y me enteré del embarazo sin ti y de que eran gemelos sin ti.

Estoy habituada y acostumbrada, de hecho siempre me ha encantado poder disfrutar días o semanas estando sola, me encantan los nervios que me entran cuando se aproxima tu vuelta, el dejar de dormir, las cosquillitas en el estómago... y odio las despedidas fingiendo que te veré en un rato porque se que con esa actitud tú te iras mucho más tranquilo.

En todos estos años hemos pasado de llamadas dos días por semana, a la aparición del móvil, y luego a la aparición de internet. Recuerdo cuando iba al ciber a poder chatear contigo porque en casa no tenía internet, recuerdo los disgustos que me llevaba cuando llamabas a casa y yo no estaba y me perdía tu llamada de esa semana y la alegría de mi primer teléfono móvil porque sabía que así almenos podría hablar contigo.
Por cierto recuerdo haberlo combrado con el dinero de la beca de la universidad y que me costó 13.000 pesetas.

Recuerdo las cartas diarias... tantas que al final volvías con un fajo de 120 y yo a cambio recibía alguna postalilla porque decías que tenían menos espacio y había menos que decir y podías enviarlas más amenudo.

Después vino internet a nustra vida y a nuestra casa y gracias a eso disfrutamos de videollamada diaria, y puedo verte... que eso es lo que más hecho de menos verte y por supuesto tocarte.

Nuestros hijos pasan de las videollamadas, de vez en cuando se acercan al ordenador con cara curiosa y dicen "hola papá" y luego siguen viendo "Dora Exploradora" y se que a ti tiene que darte rabia que apenas los ves salvo que yo los ate a la silla y les amenace con que te hablaen.
Cuando vuelvas verás que están algo más asalvajados de lo normal, no te extrañes, yo hice lo que pude, pero ellos son dos y creo que me pueden.

Sabía que los peques te extrañarían, porque desde que nacieron no habías tenido una ausencia tan larga, pero no sabía que sería tanto.

En su momento hablé con la profesora de los peques para que me avisara si notaba cambios en su comportamiento... parece ser que en clase no, pero en casa vivimos dramas seguidos de comedia a cada minuto.

Princesita está rebelde y demandante y podríamos decir que desafiante, hablo con ella y la pregunto y se que te hecha de menos, ahora está ilusionada tachando los días en el calendario que quedan para tu vuelta.
La miro y te veo, porque es igualita a ti y poruqe se que ella te adora y le está costando no verte, ayer hicimos un dibujo para regalarte a tu vuelta, pero eso es una sorpresa.

Repollete en cambio sigue tan dulce y mimosón como siempre, ha empezado a defenderse de su hermana lo que implica que aveces los veo en el suelo pegándose y me toca separarlos y reñirles. Él está haciendo planes para tu vuelta: "cuando venga papá....." y eso implica que cuando vengas creo que no se separán de ti.

Yo sigo como siempre... aprovecho los ratos en que están en el cole para hacer cosas que me apetecen, hoy me he ido de compras para impregnarme de espíritu navideño, entré en dos jugueterías y me hubiera encantado volver a ser una niña para poder pedirme todas las cosas que hoy he visto.

Hay días buenos y días malos, las primeras semanas fueron duras porque estaban muy alterados, incluso las noches han sido complicadas porque me llamaban a cada rato aunque fuera solo para verme, apenas he podido dormir. Ahora la cosa se va normalizando.

Nuestros peques ya se entretienen solos y eso me permite gran libertad para ocuparme de otras cosas, aunque tenga que vigilarlos de cerca puedo ponerme a leer un libro o a pintarme las uñas. Eso da mucha tranquilidad la verdad.
Apenas tengo tiempo de echarte de menos, no hay nada como tener la mente ocupada en otras cosas para que los días pasen rápidos, tan rápidos que ya ha pasado un mes.

Este mes he tenido por aquí a mi madre y a mi hermana para que no me quedara sola toda la semana, incluso tus padres se han dejado caer por aquí, aunque me hubiera gustado que llamaran y que no te usaran a ti como interlocutor para decirte que me dijeras que venían, son como niños chicos. En cambio este puente ni aparecieron porque les resultó más ameno irse a buscar musgo y castañas que dejarse caer por aquí.

Se acercan las navidades y una vez más es algo que no me apetece... no, porque nuestras cenas son solos con mis padres o solos con los tuyos y eso hace que sean como cualquier otra cena en cualquier otro momento del año. Solo que tu madre atiborra la mesa de cosas que nadie come y tu padre se disfraza de Papá Noel.
Por una vez me gustaría ser yo la que decidiera como y donde, aunque entiendo que a ti y a tu familia os guste el consumismo desafervado y el zampar por zampar.

Almenos tengo la tranquilidad de que estarás aquí antes de Navidad y eso es un consuelo. Solo siete días nos separan y eso da cierta tranquilidad la verdad.

Tengo abandonado el blog y eso que pensé que estando sola tendría más tiempo. Pero la verdad es que cuando acuesto a los niños a las 20.30 solo tengo ganas de tumbarme en el sofá a no hacer nada y a no pensar en nada.
Estoy deseando que llegue el viernes, que lleguen los refuerzos, poder ir al centro comercial a que los niños vean al loco de rojo, y poder disfrutar todos juntos.
Recuerda que me debes una escapada o dos si son pequeñas y a nuestros niños les debes cuentos y tardes en el parque, en cuanto llegues te lo recordamos.
Empieza la cuenta atrás.

domingo, 8 de diciembre de 2013

CUANDO LA INFERTILIDAD ES COSA DEL OTRO

Hoy recibí un comentario en una entrada de hace unos días sobre "Mis padres y la Ovodonación", paso a copiaros el comentario:

Yo tengo que preguntar una cosa si no te parece mal. ¿Cómo lo llevó Papimelli? ¿Supo desde siempre el tema de tu infertilidad? Llevo poco más de un año saliendo con un chico. Él es parapléjico desde hace 7 años y sabemos que es muy posible que su lesión de médula conlleve también esterilidad. Lo quiero mucho, estoy muy a gusto a su lado, pero sólo pensar que tal vez nunca podamos tener hijos me produce mucha desazón, me tira para atrás, por decirlo de alguna forma. Sé que no está bien por mi parte porque lo más duro es para él, pero yo quiero estar embarazada, parir, tener a mi hijo yo misma y cuando pienso que es posible que si sigo con él nunca pueda experimentar eso me siento muy deprimida. Siempre he deseado tener hijos y aunque él es un hombre realmente maravilloso con todas las cualidades que siempre busqué en una pareja pensar en su posible infertilidad me hace plantearme las cosas. ¿Cómo lo llevó él?


El comentario me pareció interesante y a riesgo de estenderme en la respuesta que pensaba darle consideré que era positivo escribir sobre ello y sobretodo todas aquellas que habeís pasado por algo así pudieraís aportar vuestra visión o la de vuestras parejas.

Primero tal y como le comenté a esta persona Anónimo Papimelli recibió el diagnóstico casi conmigo, yo tenía 17 años y el 21 y él estuvo conmigo mientras yo pasaba por pruebas, analíticas y demás para dar con un diagnóstico, él siempre supo que yo no tenía la regla y en cuanto tuvimos un diagnóstico y unas consecuencias (infertilidad) se lo conté, con total naturalidad.
A esas edades nadie piensa en tener hijos, ni mucho menos pensé en aquel momento que él fuera a ser el hombre de mi vida ni el padre de mis hijos.
A lo largo de los 16 años que llevo con él hemos ido hablando del tema con naturalidad y siempre su respuesta ha sido: "cuando llegue el momento lo intentaremos y si no se puede pues tampoco pasa nada".
Es quizá una respuesta tranquilizadora, pero además es también una respuesta de una persona joven a la que en ese momento tener hijos no entraba en sus planes.
También creo que muchas veces el deseo de tener hijos es mayor y más fuerte en una mujer, los hombres lo viven de otra forma y apuesto porque muchos maridos de las que me estaís leyendo quisieron abandonar antes que vosotras por no veros sufrir en cada negativo o por no ver todo lo que conlleva física y emocionalmente un tratamiento.

Hace años toda la sociedad entendía que si una pareja no tenía hijos era culpa de la mujer y hasta no hace mucho algunos hombres se negaban a hacerse pruebas porque prácticamente se les estaba cuestionando su virilidad. Eso ha cambiado y ahora sabemos que la infertilidad es cosa de dos. Incluso aunque la "culpa" sea de uno cuando existe el problema y hay una pareja el "problema" es de los dos y se comparte al 50%.
Cuando empezamos con el tratamiento de fertilidad y Papimelli llevó a sus "soldaditos" en un botecito para ser examinados en la clínica me decía: "a ver si ahora después de años pensando una cosa va a ser que mis soldaditos están chuchurríos" y nos reíamos con el asunto porque años atrás jamás habíamos sopesado esa posibilidad y sin embargo es una posibilidad real.
Aveces pasan esas cosas o muchas donantes que van a donar ovocitos y el ginecólogo les dice que su reserva ovárica es tan baja que probablemente ellas mismas tendrían que ser receptoras.

Realmente creo que a Papimelli le asustaba el hecho de que su esperam no "valiera" y le asustaba porque para un hombre quizá sea algo más difícil asumir las cosas y porque quizá en sus subconsciente le hubiera costado más asumir que necesitábamos donante de esperma.

En cualquier caso él lo tomó con naturalidad porque tuvo muchos años para asumirlo, éramos muy jóvenes y tampoco tuvimos nunca un deseo exacervado por ser padres. De hecho habíamos tenido 16 años para valorar lo que podía ser vivir sin hijos osea sacar lo positivo y lo negativo de ellos (por favor que nadie se indigne).

Supongo que cuando quieres a alguien y quieres estar a su lado vas asumiendo algunas cosas, con otras te conformas y puede que haya alguna con la que no puedas lidiar nunca.
Entiendo el deseo de Anónimo de ser madre, pero considero que primero debe tener un diagnóstico de esterilidad definitivo antes de sacar conclusiones, y después probablemente debería sentarse con su pareja a exponerle su gran deseo de ser madre y las opciones que tienen por ejemplo donante de semen. Ella especifica que tiene deseo de engendrar y parir, pero quizá también debería valorar la opción de adoptar porque ser madre va mucho más allá de engendrar y por supuesto de parir.

Probablemente cuando uno lleva un año con una persona sea más fácil decidir si quieres a la persona y quieres estar con ella o te puede más ese deseo de ser madre. Yo apostaría por el donante de semen.
Y aquí entraríamos en otro dilema: ¿es fácil para un hombre asumir que tienen que recurrir a un donante? y creo que si, para algunos sigue siendo más difícil, incluso he escuchado en mi entorno algún comentario bastante hiriente al respecto.
Mi padre por ejemplo cuando supo lo de la ovo hablando un día me decía que era más fácil entender lo mío que por ejemplo para mi marido asumir que había que recurrir al esperma de otro.
Y es cierto de hecho el embarazo no se vive igual, para una mujer el vínculo de apego comienza mucho antes de tener a ese niño en brazos y sin embargo para un hombre son 9 meses después y con el tiempo lo que le lleva a sentir ese vínculo tan fuerte.

En cualquiera de los casos cada hombre es un mundo, incluso hay hombres que rechazan la ovodonación porque dicen que o de los dos o ninguno, negándole a la mujer la posibilidad de decidir, incluso en un foro una chica decía que si había alguna forma de acudir a ovo sin que su marido lo supiera porque él no estaba de acuerdo con hacer semejante cosa...

Para Papimelli fué todo muy natural, muy normal, aunque también he de decir que Papimelli es un ingenuo y pensaba que esto de los tratamientos de fertilidad era llegar y besar el santo, de hecho se marchó 4 meses a Lejano País antes de iniciarlo y me dejó a mi sola con todo el proceso. A dia de hoy le digo ¿y si no hubiera funcionado? y su respuesta suele ser ¿y por qué no iba a funcionar? y claro es entonces cuando me dan ganas de pasarle los enlaces a los blogs de todas las que andaís en el camino para que lea y se culturice un poco acerca de esto.

Conozco el caso contrario, una amiga llevaba diez años con su chico y empezaron a intentar tener hijos porque ella lo deseaba más que nada en el mundo, pero descubrieron que la calidad del esperma de él era pésima y que poco había que hacer. Miraron miles de sitios y formas y lo único que les aconsejaron fué acudir a donante de esperma. Él se negó porque para él aquello de ser padre no era su meta en la vida, y ella fué marchitándose pensando que nunca lograría su deseo. A ella todo esto la fué minando, y al final acabaron cada uno por su lado, aunque los motivos de su ruptura no tenían que ver con eso creo que también importa.

Por eso considero que ante casos así es importante acudir a ayuda psicológica para poder verbalizar y esteriorizar todo lo que te sucede. También es importante hablar con la pareja y hacerle partícipe de lo que sentimos. Porque muchas mujeres que sufren de infertilidad creen que sus parejas mágicamente las van a entender y eso no pasa. Por mucho que te quiera tu pareja no tiene telepatía.

Durante todo mi proceso de infertilidad me he sentido muy arropada por mi pareja, tengo a mi lado a un gran hombre con un millón de defectos, pero al fin y al cabo un gran hombre, y por ejemplo cuando miro a los niños y le hablo sobre mis miedos siempre ha sabido darme una buena respuesta.
Fué él a quien más emocionó todo el tratamiento, él que quería hacerse el seminograma al día siguiente de ir a la clínica y el que siempre dice que los niños son más míos que de nadie, es él quien dice "este niño es igualito que tú...." achacándome todos los defectos de nuestros hijos (jajaja).
Nunca me hizo sentir mal o incómoda, ni siquiera de novios... tenemos una pequeña "broma" entre nosotros. Cuando tuvimos que pagar los 5000 eurazos del tratamiento va y salta: "Esto es por todo lo que nos hemos ahorrado en condones" a mi me dió la risa por no llorar la verdad.

Papimelli puede que no sea el mejor ejemplo de como tomárselo o no porque al igual que yo lo hemos vivido desde el principio, no nos hemos topado de repente con un diagnóstico sino que sabíamos que nuestro camino no sería fácil si algún día decidíamos recorrer ese camino.
El haber conocido el problema desde el principio no lo hace menos doloroso, sino que lo vives de otra forma.
Yo no puedo decir que haría en un caso así ¿me podría mi deseo de ser madre o el amor hacia mi pareja? ¿sería capaz de elegir?

miércoles, 4 de diciembre de 2013

HISTORIA DE UNA PRINCESA

Había una vez en un lejano lejano país una reina madre que deseaba más que nada en el mundo tener un hijo. Sus sueños y deseos se vieron cumplidos cuando se enteró de que esperaba un hijo y deseó con todas sus fuerzas que fuera una niña. Cuando la reina madre se enteró de que en realidad venían dos bebés deseó que fueran dos niñas y empezó a fantasear con como serían aquellas futuras niñas:
Imaginó para ellas dos nombres de reinas, y las etiquetó con todo aquello que se esperaría de dos princesas: dulces, delicadas, tranquilas, locas por el rosa, fans de otras princesas, enganchadas al maquillaje y la ropa de sus madres, obsesionadas con los espejos, dóciles y toda una serie de cosas que a ella se le antojaron normales.
Pero entonces un día el médico real le dió una noticia: solo uno de los dos bebés que esperaba era niña, porque el otro era un varón.
A la Reina Madre le hizo ilusión la noticia, porque seguía habiendo una dulce princesita en su barrigota.

Un buen día nacieron los dos bebés reales... y la Reina Madre puso nombre de princesa a su hija, la vistió de rosa y le contó cuentos de princesas.... pero la vida tenía otros planes para Princesita.
Porque Princesita nunca ha sido una niña tranquila, ni de bebé, y en cuanto tomó cierta independencia al aprender a andar decidió que a los sitios se llegaba mejor corriendo... después decidió que las muñecas eran algo muy soso y aburrido y que para ella lo mejor era una pelota de futbol o subirse a bordillos para saltar.
La linda Princesita nunca se sentó a jugar con otras Princesitas, para ella lo realmente divertido era corretear con niños más mayores, trepar a los sitios y subirse a cualquier patinete o bicicleta que hubiera cerca... a la pobre reina madre se le salía el corazón del pecho cada vez que la veía hacer ese tipo de locuras.

La pequeña Princesita nunca se fijó en las muñecas, su madre le había sacado las muñecas de cuando ella era pequeña... La Princesita las miró extrañada y después de agarrarlas por los pelos ideó un nuevo juego: hacer carreras por el pasillo con los cochecitos de las muñecas, pero evidentemente sin muñecas.

La pobre Reina Madre le compró preciosos vestidos con sus lindos zapatitos... pero un día se dió cuenta de que su pequeña Princesita era muy marchosa y trepar por los sitios, saltar y rebolcarse haciendo la croqueta son incompatibles con los lazos, los leotardos y los vestiditos llenos de lazos... la Reina Madre suspiró resignada y decidió claudicar en su idea de vestir a su niña de ñoña.
La linda Princesita estaba más cómoda con pantalones y salía en estampida cada vez que veía a su ingenua madre acercarse con un vestido. Poco a poco los pantalones, leggins y chandals poblaron su armario. La Reina madre suspiró resignada: todo fuera por la felicidad de la linda Princesita.
A la Reina Madre le encantaba el color rosa... de siempre... pero la linda Princesita se pirraba por el verde y el amarillo y todo lo que fuera de esos colores le hacía saltar de la emoción. La Reina Madre fué comprando cada vez menos cosas rosas, cada vez menos vestidos y ya casi ningún juguete color rosa.

La Reina Madre se dió un día cuenta de que su linda Princesita era una princesita atípica: intrépida, valiente, decidida, nerviosa, curiosa, y otras muchas cosas, no era una niña dócil... ni de estas niñas que apenas te enteras de su presencia, no, Princesita era arrolladora, como un ciclón, como un terremoto... alocada, ocurrente, cantarina, y con un gran temperamento.
No se parecía en nada a una princesita de un cuento, no... la Reina Madre suspiró aliviada: estaba segura que su Princesita no sería la típica princesita que esperaría encontrar un Príncipe azúl, si algún día perdiera un zapatito de cristal iría ella misma a buscarlo al lugar que lo perdió, no estaría 100 años durmiendo sin hacer nada más esperando a que un príncipe la despertara con un beso, si una bruja quisiera envenenarla con una manzana posiblemente su Princesita le tirara la manzana a la cabeza a la bruja, su linda Princesita era un ser único e irrepetible.

lunes, 2 de diciembre de 2013

MIS PADRES, LA OVODONACIÓN Y YO.

Hace unos días leí una entrada en el blog ESTRELLAS EN LOS OJOS sobre la forma en que la madre de Trax ha tenido de afrontar con poca empatía la infertilidad de su hija.
También hace unos días recibí un comentario de una seguidora al respecto de como sus padres se habían tomado el tema de la ovo cuando ella comentió el error (según dice) de decirle que su única opción para ser madre era recurrir a una donante.

Leer la entrada de Trax me dió una idea para escribir sobre como se tomaron en mi casa este asunto cuando yo lo comuniqué.
Parto del hecho de que la infertilidad en mi casa era algo por todos conocido, algo que no sobrevino de repente y algo con lo que siempre habíamos contado, mi diagnóstico desde los 17 años facilitaba este hecho.

Siempre me dijeron que necesitaría ir a Reproducción Asistida el día que quisiera ser madre y sin embargo mi madre (ya lo he comentado en otras ocasiones) albergaba siempre la esperanza de que los milagros existen, sus palabras eran: uno nunca sabe, no hay nada cierto al 100%.... jajaja hasta me indicó donde guardaba los condones cuando empecé con Papimelli.

En mi casa y en mi entorno cercano todo el mundo sabía lo mío, asique la gente tampoco hacía preguntas, a mi suegra tuve que pararle los pies cuando empezó a dar el coñazo con los nietos diciéndole que nosotros no podíamos tener hijos y desde ese momento dejó de preguntar, tampoco nos preguntó nunca ni el motivo de no poder ni quien de los dos era quien no podía. Cuando le comunicamos el embarazo tampoco preguntó de que forma lo habíamos logrado asique gracias a la poca curiosidad y al poco afán cotilla de mi suegra me ahorré muchas explicaciones.

Poder tratar el tema como si no fuera un tabú hizo que el asunto se desdramatizara bastante, una con 17 años no piensa en tener hijos o lo ve como algo muy lejano con lo cual pasaron los años sin darle excesiva importancia.
Cuando cumplí los 30 decidimos que era el momento ideal para intentarlo, si se podía perfecto... aprovechamos una cita con el endocrino para comentarle el asunto y el nos derivó a Reproducción asistida... primero por la Seguridad Social y luego viendo que la cosa iba lenta fuí directa a una clínica de fertilidad.
Nosotros afrontábamos la paternidad como algo que nos apetecía en ese momento, pienso que la vida está compuesta de ciclos y etapas y a nosotros la vida en ese momento nos pedía intentar tener un hijo, pero teníamos claro en todo momento que si ese hijo no llegaba tampoco pasaba nada. Yo nunca he basado mi felicidad en tener hijos, ni he sentido el reloj biológico ni siquiera me he angustiado ante el hecho de verme sin hijos. Siempre he achacado estos hechos a que siempre supe que quizá no sería fácil, llevaba muchos años con una coraza puesta para que el dolor si no se podía fuera menor.


Fuimos a esa Clínica de Fertilidad recomendada por una compañera de trabajo con la cual tampoco me unía especial relación, digo esto porque un día el tema surgió y nos vimos contándonos nuestros periplos la una a la otra.
Aquella ginecóloga de aquella clínica fué una persona clara y directa, recuerdo como empezó hablándome de la ovo casi con miedo a mi reacción y como cuando fué viendo mi cara de "normalidad" fué sintiéndose más cómoda.
Aquella primera consulta de fertilidad la hice yo sola porque a Papimelli le surgió un asunto de trabajo y no pudo venir, asique una vez que me dieron el diagnóstico, la solución y el presupuesto (todo en una tarde) le llamé a él.
Le conté todo rápido y una vez que nos vimos fuí entrando en detalles.

Según le colegué el teléfono a él llamé a mi madre, en mi casa todos sabían que iniciabamos tratamiento, que habíamos ido a la Seguridad Social a informarnos y que ese día ibamos a una clínica privada.
Mi madre ya tenía pinceladas sobre lo que era la ovo porque en su momento hablamos sobre ello, en aquel entonces ella me comentaba que era una pena que sus ovarios no funcionaran porque ella se hubiera ofrecido encantada a donarme un óvulo.
Cuando tuvimos aquella conversación yo le dije que me negaría a algo así, al igual que también me negaría a recibir ovocitos de mi hermana o de cualquier otra mujer conocida.
Para algunas mujeres sería mucho más fácil si ese óvulo fuera de una persona cercana de su entorno, para mi no lo sería tanto, es más sería algo muy extraño... tanto para la donante como para la receptora de ese ovocito.

En aquel momento no sabía que la ovo en España es anónima y que por tanto la donante y la receptora no pueden conocerse. En algunos países no es así y las receptoras pueden elegir libremente a sus donantes.

En aquella llamada le expliqué a mi madre brevemente el poceso. Ella escuchó.
Luego hablé con mi hermana a la que pedí bromeando que me donara un óvulo, ella se quedó muda como sin saber como darme el no... . Después ya le expliqué que eso no se podía hacer y cuál era el proceso.

Ambas se lo tomaron con normalidad, cuando ya las vi en persona hablamos sobre ello y en todo momento se ha seguido hablando con normalidad.

Inicialmente mi madre me dijo que no se lo diría a mi padre, porque temía que él no lo iba a enteder... creo que pensó que mi padre tendría una mentalidad más cerrada.
A mi ese secretismo inicial no me gustaba, pero lo dejé pasar sabiendo que mi madre aguanta poco tiempo callada.
Al final se lo contó y él lo tomó con gran naturalidad, es más cuando le pregunté que opinaba sobre el asunto me dijo: "¿quien lo va a parir?" en aquel momento la respuesta me hizo gracia pero me hubiera gustado saber que habría pasado si hubiera sido por ejemplo una adopción en la que una es igualmente madre, pero no ha pasado por ese embarazo y ese parto ¿lo hubiera tomado igual?.
Yo en un primer momento me imaginaba sentada con mi padre explicándole todo el proceso desde el inicio... y sin embargo no hizo falta alguna.
Esto lo achaco al hecho de que mis padres son personas jóvenes y abiertas en cuanto a mentalidad. Sinceramente os digo que si hubiera esperado otra respuesta por parte de ellos no habría abierto la boca.
Decírselo a tu entorno o no es algo que a toda futura receptora le agobia, yo soy partidaria de un término intermedio, yo no voy por ahí dando explicaciones de mi vida nada más que aquellas personas que me importan y de las que se que tengo su apoyo pase lo que pase.

Una cosa es lo que mi madre pueda pensar realmente sobre el tema de la ovo y otra bien diferente es que yo no vaya a sentir su apoyo.


En casa el tema ovo siempre se ha tratado con normalidad, y sin embargo jamás se me había ocurrido preguntarle a mi madre cuál era su verdadera opinión, a raíz de escribir este blog y de contarle las dudas que tienen muchas chicas acerca de la ovo ella me ha ido dando sus opiniones.
Creo que le sorprendió que yo no me cuestionara ni planteara nada, ni siquiera que me llevara un disgusto sobre el tema y a raíz de que le he contado todos los cuestionamientos de otras mujeres ella a ido admitiendo que todas y cada una de esas preguntas se las a hecho.
Y que ella misma si hubiera estado en mi lugar quizá no hubiera tenido la valentía de haber dado ese paso y que se hubiera "conformado".

Hace no mucho me decía que le gustaría que mi hermana tuviera hijos algún día... se que adora a los niños, pero también se que alberga esa ilusión de ver en sus nietos rasgos nuestros... eso es humano, muy humano y para nada reprochable.
Para nada voy a pensar que fuera a sentir como más nietos a hijos de mi hermana que a los míos propios... ni nada parecido.

Nunca me planteé siquiera la opción de ocultarles algo así a mis padres, se que para mcuhas parejas esa es la opción y valoro que cada uno debe elegir cual es el mejor camino.
Sin embargo para mi es difícil andar con secretos y es mucho más cómodo poder hablar con naturalidad del tema.
Esa naturalidad al hablar de estos asuntos hace que sea para mi más fácil irles explicando a mis hijos su origen. Porque mi decisión es hacerlo y no andar con secretos "incómodos".

Mientras que en mi casa eso no es un secreto y es algo normal en casa de los padres de Papimelli no es así. A ellos no se lo hemos contado.
En su momento hablamos sobre el tema, Papimelli me planteó que debería ser yo la que decidiera hacerlo o no.
Se que puede resultar paradójico, pero sus padres no saben nada, ni siquiera el tema de la clínica de fertilidad, se enteraron de mi embarazo cuando yo estaba de 4 meses y Papimelli regresó de Lejano País.
No sabría muy bien explicar cuáles son las razones para que a ellos no les contáramos nada, quizá porque con ellos no existe ni confianza ni comunicación y ni siquiera conversación. ¿como se lo tomarían? siempre he pensado que bien, son personas muy abiertas de mente con el lema "vive y deja vivir" y creo que no se meterían ni dirían nada... pero no obstante en su momento no se lo dijimos y así quedó el tema.
Aunque esto provoque algo de cara en el futuro ¿que pasará si un día Repollete y Princesita se lo cuentan? ¿como se sentirían?

El tema de la infertilidad y todo lo que implican las técnicas de Reproducción asistida está en pañales... en el sentido de que a la sociedad todavía le cuesta asumir y entender determinadas cosas.
Hace años en una boda una tía mía comentaba como su hija estaba en una clínica porque su marido "no valía" y estaban haciéndose pruebas e insistió numerosas veces en que él no "servía".
Mi madre cuando me contaba la indiscrección de mi tía repetía las mismas palabras que ella, y claro tuve que decirle que eso de "no servir" o "no valer" era una terminología bastante ofensiva y que cuando una pareja no puede tener hijos "el problema" es de los dos. Creo que ahí empezó la reeducación de mi madre.
Porque imagino que para muchas mujeres que jamás tuvieron un problema para ser madres puede costar entender como se siente una mujer pasando por todo tipo de pruebas, búsquedas de diagnósitcos, transferencias, pruebas de embarazo y demás.
Por eso puedo llegar a entender como algunas madres dan determinadas respuestas o no saben muy bien como consolar a sus hijas ante un negativo.

Cuando alguien me pregunta si contarlo o no a sus padres o a su entorno cercano suelo decir lo mismo: valora como son, que mentalidad tienen, que capacidad de empatía tienen y que tipo de apoyo te van a dar. Nadie te obliga a contar nada aunque aveces contarlo a aquellos que más cerca tienes ayuda, porque sirve para normalizar, para que no te sientas rara y para que no te quede ese sentimiento como de que llevas una gran mochila cargada a la espalda tu sola.